Alba Mary Padrón, ayer, minutos antes de escuchar el veredicto.

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Ni violación ni crimen premeditado. El jurado popular considera que Alba Mary Mesa Reyes mató a su exnovio, César Augusto Rendón, de forma intencionada de una puñalada en el cuello.

Por unanimidad, todos los jurados descartaron la tesis de la defensa, según la que la víctima había intentado violar a la acusada y que, ésta cogió un cuchillo de grandes dimensiones para defenderse. Tres pruebas convencieron al jurado de que la acusada mentía: ella podía abrir con facilidad el coche porque no se podía bloquear su puerta, la acusada no tenía marcas ni moratones en su cuerpo y la fuerza que ejerció sobre el cuchillo para que entrara ocho centímetros en el cuello de la víctima fue elevada.

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Con estos mimbres, la Fiscalía solicita una condena de once años de prisión, petición a la que se suma la acusación particular después de que el jurado descartara su tesis de un asesinato premeditado. Se trata de una condena inferior a la que pedía al inicio del juicio ya que el tribunal ha reconocido como probado que la acusada confesó al entregarse ella misma a la Guardia Civil, si bien en ese momento no sabía que César Augusto había muerto.

La defensa, por su parte solicita una condena de diez años, el mínimo posible. Sobre ese matiz de un año tendrá que decidir ahora la magistrada en la sentencia.

La acusada y la víctima habían mantenido una relación sentimental de seis años que rompieron unos meses antes del crimen, ocurrido en abril de 2012. Pese a la ruptura siguieron viéndose y se contabilizan hasta 300 llamadas entre ambos en dos semanas.