Andrés Román Galiano, el hombre que en abril de 2013 apuñaló con una catana en repetidas veces hasta que mató a una antigua compañera de trabajo, aceptó ayer una condena de 17 años y medio de prisión por asesinato. El acusado pidió perdón a la familia de la fallecida de forma casi protocolaria después de que su abogada alcanzara un acuerdo con la Fiscalía que antes solicitaba 20 años. La rebaja proviene de que el ministero público y la acusación que representa al marido y la hija de la víctima retiraron el agravante de ensañamiento.
Galiano, de 47 años de edad trabajaba como jardinero en una finca situada en la carretera de Santa Maria a Bunyola. En la misma finca trabajaba también la víctima, Catalina Frontera. El acusado solicitó primero un aumento de sueldo que le negó la administradora de la finca. A partir de ese momento tuvo varios incidentes que provocaron que fuera despedido a mediados de diciembre de 2012. En esas fechas además tuvo una gran discusión con la víctima, a la que responsabilizaba de su mala relación con la administradora y a la que echaba en cara que fuera despedido.
Despido
A partir de entonces no volvió a la finca y, según los hechos acordados por las partes tampoco encontró otro trabajo. Culpaba de la situación a Catalina Frontera y fue fraguando un resentimiento que desembocó en el crimen.
A las seis y media de la mañana del 10 de abril de 2013 salió de su casa de Inca y se fue hasta la finca con una catana encima. Una vez allí, saltó una alambrada y se escondió detrás de un pozo cercano a la entrada de la vivienda para esperar a Catalina Frontera, de 52 años de edad. Cuando la vio, la atacó por sorpresa, le dio un golpe en la cara con la catana y siguió agrediéndola hasta que cayó, dentro de la casa encima de una vasija de cerámica. El número de puñaladas que recibió la víctima fue muy elevado y, si bien no se puede fijar la secuencia exacta, todas las heridas que tenía el cuerpo fueron en la secuencia que llevó a su muerte.
El juicio se tenía que celebrara ante un jurado popular que tuvo que emitir un veredicto para reflejar el acuerdo alcanzado entre las partes. Andrés Román queda condenado por un delito de asesinato con un agravante de alevosía por actuar por sorpresa. Además de la pena de cárcel tendrá que indemnizar al marido y a la hija de la víctima, que comparecieron ayer en el juicio.
En el turno de última palabra, Román volvió a pedir disculpas a la familia de la víctima y a mostrar su arrepentimiento, de forma parca. El acusado tiene una discapacidad del 37 por ciento y además, las partes incluyen en el acuerdo que había consumido alcohol y drogas la noche antes del crimen, si bien no le aplican ningún atenuante por estas circunstancias.
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