Según detalla la Fiscalía en su escrito, el acusado había sido condenado en varias ocasiones por delitos de lesiones en el ámbito familiar y tenía una orden de alejamiento del domicilio de sus padres cuando ocurrieron los hechos, en junio de 2013.
El 8 de junio de ese año, el encausado se dirigió a la vivienda familiar, donde él también habitaba con consentimiento de sus padres, entró en la habitación de su progenitor, cogió unas tijeras y se las clavó en la espalda, mientras le decía que era «un perro rabioso que no merecía vivir».
En el momento de la agresión intervino la madre para intentar quitarle las tijeras al hijo, que procedió a morder en el brazo a la mujer; todo en presencia de la nieta de los agredidos de cuatro años.
Como consecuencia de las agresiones, el padre sufrió varias heridas en el cuello, la mano derecha y el dorso, y la madre, eritemas en el brazo izquierdo; no obstante, ambos renunciaron a iniciar acciones civiles pertinentes.
La Fiscalía acusa al agresor de un delito de homicidio en grado de tentativa, con agravante de parentesco, por el que pide 9 años de prisión; y de otro de lesiones en el ámbito familiar, con una petición de un año de cárcel.
Además, pide para el acusado una orden de alejamiento de al menos 500 metros de su padre durante diez años, y por cinco años de su madre; así como la prohibición de tenencia y porte de armas por tres años.
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