La embarcación, de unos doce metros de eslora, había fondeado el jueves en el paraje conocido como Can Marilla, en Portocolom. Sobre la medianoche, el varón se encontraba en cubierta y ella en los camarotes. Una explosión sobresaltó a los vecinos de la zona y en cuestión de segundos la nave quedó envuelta en llamas.
El hombre no pudo saltar al agua y quedó carbonizado sobre la cubierta, mientras el fuego se extendía a todo el barco. La Guardia Civil, la Policía Local, Salvamento Marítimo y los bomberos de Felanitx y Manacor, así como zódiacs del Club Náutico y Serveis de Ports del Govern, comenzaron a luchar contra las llamas, que cada vez cobraban más fuerza. Fueron precisamente esas llamaradas, visibles desde mucha distancia, la que atrajo a numerosos curiosos hasta el puerto, algunos de los cuales grabaron con sus móviles lo que estaba pasando. La lucha contra el fuego fue muy complicada, por el material que estaba ardiendo, y hasta la tres de la madrugada no se pudo dar por controlada.
Por la mañana, el operativo se centró en reflotar la nave, que se había hundido con el cadáver de la mujer dentro. Tras horas de maniobrar se consiguió sacar el velero del agua, con ayuda de una grúa.
Los investigadores tienen claro que la bengala o cohete causó el siniestro, pero no saben porqué rebotó dentro de los camarotes. Además de la hipótesis puramente accidental, la Policía Judicial baraja otras posibilidades para explicar por qué la bengala rebotó varias veces en el camarote.
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