En la misiva que se leerá en las misas del domingo en las iglesias de Mallorca, hecha pública este jueves por el obispado, Salinas afirma que las denuncias contra el prior de Lluc por presuntos abusos sobre un menor y contra el párroco de Sa Pobla por la supuesta agresión sexual a un adulto le llenan de «tristeza y preocupación».
«Son unos hechos muy graves que nos afectan a todos como comunidad eclesial y que el Tribunal Eclesiástico de nuestra diócesis está investigando», indica el prelado, que subraya que «ante cualquier abuso a un menor» hay que estar a su lado y «mantener tolerancia cero con el que ha abusado».
«Todo abuso -incide- destruye la dignidad de los menores y deja en ellos una herida que es fuente de sufrimiento».
Salinas indica que los comportamientos denunciados, si se prueban, «se alejan radicalmente de la misión propia de quien ha sido puesto como pastor que debe cuidar de aquellos que se le han confiado».
El prelado asegura que los presuntos abusos por parte de sacerdotes «destruyen la confianza» en la Iglesia, y más si se producen en el ámbito educativo, porque los afectados son «los más sensibles y vulnerables».
«Los cristianos sabemos que son pecadores, pero no queremos ser corruptos», incide el obispo, que apunta también que hay que «ofrecer ayuda a quien, con su comportamiento, pueda haber cometido un acto injusto y rechazable».
Agrega que, hasta que las denuncias no sean contrastadas «definitivamente», hay que «garantizar el derecho a la presunción de inocencia» de los acusados, de quien subraya «sus cualidades, esfuerzos y trayectoria personal» como sacerdotes.
Salinas cierra su carga con la frase: «Unidos en la plegaria, en la búsqueda de la verdad y en la salvaguarda de los derechos de los implicados».
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