Los servicios de emergencias trabajan tras el terremoto. | Reuters

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El terremoto de 7,8 grados en la escala de Richnter que el sábado devastó una amplia zona de Nepal ha causado al menos 4.252 muertos y más de 7.000 heridos, mientras un nuevo temblor de 6,7 grados aterrorizó este domingo a los nepalíes y dificultó las labores de rescate.

Una fuente del Centro Nacional de Operación de Emergencia indicó a Efe que la cifra de heridos es de 6.237, según el último recuento disponible.

El seísmo devastó gran parte del valle central de Nepal dejando viviendas destruidas, carreteras destrozadas y las telecomunicaciones y conexiones eléctricas muy dañadas en esa zona, donde se encuentra Katmandú.

Solo en la capital nepalí hay más de un millar de muertos, según fuentes oficiales.

El devastador seísmo afectó además a los países cercanos y causó la muerte de 62 personas en el norte de la India, 18 en China y una en Bangladesh.

Tras una noche en la que buena parte de los ciudadanos de la capital nepalí durmieron en la calle ante el temor a nuevos temblores, el país se volcó en los trabajos de desescombro para tratar de rescatar a posibles supervivientes.

Las imágenes de televisiones locales mostraron a personas cavando con sus propias manos entre la destrucción en Katmandú y piras funerarias masivas para despedir a los muertos.

A media mañana un nuevo seísmo de 6,7 grados en la escala de Richter aterrorizaba a los habitantes de Katmandú, donde se produjeron escenas de pánico con gente corriendo hacia el centro de las calles para protegerse de posibles derrumbes de edificios, según los medios locales.

El Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) informó de que la réplica tuvo su epicentro a 81 kilómetros al este de la capital nepalí.

El nuevo movimiento telúrico, que hizo temblar el norte de la India y Bangladesh, provocó el cierre del aeropuerto de Katmandú y paralizó por unas horas las labores de rescate.

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A última hora del día, la aparición de lluvias causó un nuevo cierre del aeropuerto y dificultó los trabajos de desescombro.

Miembros del Ejército indio se encuentran hoy en las calles de la capital nepalí ayudando en las tareas de rescate y media docena de helicópteros de este país sobrevuelan la zona, según pudo constatar Efe.

Precisamente esos helicópteros están colaborando en el rescate de los montañeros atrapados en el Everest como consecuencia de los aludes que siguieron al seísmo del sábado y que dejan un balance de 22 muertos y 217 desaparecidos, de acuerdo con medios locales.

El secretario adjunto de Turismo, Suresh Acharya, indicó que 32 personas han sido rescatadas en esa región y 29 están siendo tratados en el hospital en la localidad de Lukla, cercana al Everest.

Según la información oficial la avalancha arrasó el campamento base de montañeros y guías a los pies del Everest.

El Ministerio de Turismo indicó ayer que al menos una decena de los montañeros fallecidos son extranjeros aunque hasta el momento no ha facilitado detalles.

El primer ministro de Nepal, Sushil Koirala, logró regresar hoy a su país desde Yakarta, donde estaba de viaje oficial, y pidió a sus compatriotas unidad ante el «gran desastre» que ha sufrido su nación.

«Este es un gran desastre, estemos unidos para responder», manifestó Koirala en unas declaraciones a la prensa tras llegar al país proveniente de Indonesia, donde asistió a la conmemoración del 60 aniversario de la Conferencia de Bandung.

El primer ministro agradeció el respaldo de la comunidad internacional y la ayuda ofrecida por Estados Unidos, China, la Unión Europea, Rusia, Pakistán y la India, entre otros países.

La India, vecina de Nepal, ha enviado a siete equipos de expertos en rescate, 31 sanitarios y varias toneladas de medicinas, comida, y agua, de acuerdo con el Gobierno del gigante asiático.

Este es el terremoto de mayor intensidad en casi 80 años en el país del Himalaya y el peor que ha vivido la región en una década, desde que en 2005 un movimiento telúrico causara una tragedia de grandes proporciones en Cachemira, con un balance de más de 84.000 muertos.