Andrea y Pedro, los padres, junto al pequeño Ángel en su casa. | Alejandro Sepúlveda

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Francisco Cardell Bobillo es el nombre del guardia civil que salvó la vida a un niño de 12 meses que se atragantó y estaba a punto de morir.

Cardell se encontraba estudiando en su casa de sa Vileta cuando escuchó los gritos de una vecina, que pedía ayuda. El agente bajó a la calle a toda prisa y se dirigió al Paseo del Pilar.

«Toqué al telefonillo y subí a la casa de esa familia. El padre estaba muy asustado y tenía al bebé en brazos, con los dedos dentro de su boca, intentando que vomitara. Me dijo que le estaba dando el biberón cuando se le cayó la cabeza hacia atrás y dejó de respirar», relata el guardia.

El agente mantuvo la sangre fría a pesar de que el bebé no reaccionaba: «Era como un muñeco, parecía muerto». Entonces, lo colocó sobre su pierna con la cabeza hacia abajo y le apretó la espalda «siete u ocho veces», hasta que el pequeño reaccionó y empezó a vomitar leche y grumos.

El bebé fue trasladado en ambulancia hasta Son Espases, donde se descartó que el pequeño hubiera sufrido lesiones internas. Al cabo de unas horas, el niño fue dado de alta en perfectas condiciones.