La mujer de 36 años que este jueves ha sido asesinada en su casa de Sant Feliu de Llobregat (Barcelona) no había denunciado por malos tratos a su pareja, un mosso d'esquadra de 45 años, del que estaba en trámites para separarse, según han informado fuentes cercanas al caso.
Un mosso d'esquadra que llevaba casi un mes de baja ha matado este jueves supuestamente con un arma de fuego a su mujer y posteriormente se ha suicidado en su casa de Sant Feliu de Llobregat, en presencia de una hija de la mujer, de 7 años, y de una sobrina de 11, que han salido al balcón de la vivienda para pedir auxilio.
Según las fuentes consultadas, la pareja estaba en proceso de separación.
La mujer no había denunciado previamente al supuesto autor del crimen por malos tratos ni había acudido al servicio de atención especializado en violencia doméstica que ofrece el Ayuntamiento de Sant Feliu de Llobregat, según las fuentes consultadas.
La víctima, de nombre Cristina, era muy conocida en la localidad ya que durante años había sido propietaria de un bar situado al lado de la plaza del Ayuntamiento, aunque ya lo había traspasado.
Disparos
La pareja vivía en el número 115 de la calle Joan Maragall, una céntrica y tranquila avenida peatonal, de casas bajas, que se ha despertado con el estruendo de disparos -algunos vecinos afirman que han oído cuatro detonaciones- y sobresaltada por los gritos de auxilio.
Las dos menores han salido al balcón del inmueble para pedir auxilio, asustadas por los disparos, ante lo que los vecinos han llamado a los Mossos d'Esquadra y a la Policía Local, que han acudido de inmediato al lugar, al igual que el Sistema de Emergencias Médicas (SEM)
Las dos niñas han recibido asistencia psicológica por parte de un equipo de psicólogos del SEM y posteriormente han quedado a cargo de familiares.
El crimen ha ocurrido poco antes de las ocho de la mañana, cuando supuestamente el agente ha disparado contra su mujer y posteriormente se ha suicidado.
Los investigadores tratan de confirmar que el hombre ha utilizado para el crimen su arma reglamentaria, que no le habían retirado porque aún no había superado el mes de baja médica.
Los protocolos policiales en los Mossos d'Esquadra establecen un período de un mes como límite para tener que entregar la pistola en caso de baja, sea cual sea el motivo.
El agente, de 45 años y que estaba adscrito a la comisaría de Ciutat Vella, se había incorporado al cuerpo de los Mossos d'Esquadra hace unos diez años, cuando vino a vivir a Cataluña, tras años ejerciendo como profesor de matemáticas en un instituto de Granada, según han desvelado fuentes cercanas al caso.
Según las fuentes consultadas, el mosso, que en su actividad como agente había dejado muestra de su carácter impulsivo, había entrado en un proceso depresivo por sus problemas emocionales.
La División de Investigación Criminal de los Mossos d'Esquadra en la Región Metropolitana Sur de Barcelona ha abierto una investigación para tratar de aclarar los hechos.
Por su parte, el juzgado de instrucción número 6 de Sant Feliu de Llobregat, en funciones de guardia, ha abierto una causa por este crimen, según ha informado el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC).
Tras el levantamiento de los cadáveres, la causa, que ha sido declarada secreta, ha sido remitida al juzgado de violencia de Sant Feliu.
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