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El hombre acusado de violar a una mujer en Inca, que después intentó suicidarse lanzándose desde un puente, ha negado este jueves los hechos durante la celebración del juicio y ha mantenido la versión de que la relación fue consentida.

La víctima ha declarado que conoció al hombre esa misma noche en un bar, que pasaron varias horas juntos mientras consumían cocaína y que cuando se les acabó la droga fueron al poblado de Son Banya, donde el acusado compró 1,5 gramos de la misma substancia para consumir entre ambos.

Al cabo de unas horas, de regreso a Inca, la víctima le preguntó al acusado si conocía algún sitio donde poder quedarse mientras «se le pasaran los efectos de la droga porque le daba respeto que sus padres la vieran así».

Entonces, el hombre fue a la casa de su madre a preguntar si podía llevar a una mujer, a lo que esta consintió mientras se fuera pronto, según el relato de la víctima.

Cuando llegaron al hogar del acusado continuaron consumiendo cocaína al mismo tiempo que se entretenían viendo un programa de televisión.

«En ningún momento pensé que fuera a pasar lo que pasó», ha asegurado la mujer durante la vista.

Según ella ha relatado, el hombre le pidió en varias ocasiones que se tumbara en la cama, a lo que se negó, aunque finalmente accedió a sentarse a su lado.

La víctima ha manifestado que en tres ocasiones intentó ir al baño para escapar del lugar aunque al final no se decidió a hacerlo por «miedo» a ser seguida por el hombre.

Ya en la cama, él le indicó que se tumbara y ella le respondió que no había ido allí con esa intención. Entonces el hombre comenzó a tocarle los pechos y los genitales, le estiró de una pierna para tumbarla, le bajó los «leggins», la ropa interior y la penetró mientras ella le pedía que parara.

Cuando el hombre eyaculó le dijo «ala, ya está», ha explicado.

Al acabar el acto sexual, la víctima manifestó que se quería ir y el hombre se ofreció a llevarla a su casa.

«Espero que no te pase nada malo», le dijo cuando la dejó cerca de un puente a petición de ella.

La víctima ha narrado que tras dejarla decidió quitarse la vida porque según ha asegurado se «sentía sucia, utilizada, lo peor» , así que se arrojó al vacío desde el puente.

Tras la caída fue rescatada por una pareja que pasaba por el lugar y después atendida en un hospital por lesiones por las que estuvo tres meses inmovilizada.

Durante su testimonio la mujer ha explicado que un mes después de lo ocurrido acudió al servicio de urgencias de un hospital, donde fue informada de que padecía una enfermedad de transmisión sexual.

Sin embargo, el acusado niega los hechos y haber tenido nunca una enfermedad venérea.

«Yo me quedé espantado cuando vino la Guardia Civil» y ha añadido que no sabe por qué fue denunciado por la mujer.

En su declaración, el acusado ha manifestado que la mujer entró en el bar «muy alegre» y «a toda mecha» y que empezó a preguntar a distintas personas quién tenía coche y la podía llevar, que ella pagaría la gasolina.

Según la versión dada por el acusado, la mujer quería que la llevaran a vender un móvil, pero como al llegar a la tienda a la que quería ir estaba cerrada, finalmente, fueron a Son Banya.

Después, los dos consumieron cocaína en cigarrillos en las distintas paradas que hicieron de camino a Inca y ya en el pueblo ella le dijo que no sabía dónde dormir porque tenía un problema con su padre, por lo que se ofreció a llevarla a casa de su madre.

El hombre sostiene que cuando llegaron a la vivienda la víctima consumía drogas, que se la veía «muy adelantada, con mucho nervio en el cuerpo» y que él no consumió más.

También ha declarado que se metió en la cama porque hacía mucho frío y que ella, tras quitarse la falda, se paseaba en ropa interior y con medias por la habitación.

Además, ha relatado que la mujer entraba y salía del baño y «daba vueltas» por el cuarto.

«Estaba como si me conociera de toda la vida», ha destacado.

Según la declaración del acusado, cuando la mujer se metió en la cama con él, estaba sujetando un cigarrillo con una mano, por lo que no se podía bajar bien las medias y él tuvo que ayudarla.

Después, empezaron a «tontear» y hubo «un poco de roce» pero no llegó a haber penetración.

«Ella ni se meneó, se puso en posición fetal y levantó un poco la pierna» ha señalado. Además, el acusado afirma que después de la eyaculación, la víctima le dijo «¿ya está, ya has terminado?».

El hombre ha negado haberla forzado, haberse puesto encima de ella y haberla intimidado. Ha sostenido que ella se metió en su cama voluntariamente y que la puerta de la habitación permaneció abierta.

Además, ha recalcado que la víctima no le indicó que no quisiera tener relaciones sexuales, que no lloró ni forcejéo y que después de la relación sexual se quedó dormida durante tres horas y tuvo que despertarla para llevarla a casa.

La Fiscalía acusa al hombre de un delito de agresión sexual y una falta de lesiones y pide que sea condenado a 10 años de prisión y que se le prohíba acercarse o comunicarse con la víctima durante 11 años.

Este jueves han declarado la víctima, el agresor y varios testigos.

El juicio está previsto que se reanude el próximo 21 de noviembre.