«No tengo absolutamente nada que ver con esto. Soy inocente, señoría», ha dicho Antonio Ortiz, muy emocionado, en la vigésimo cuarta y última sesión del juicio que se celebra contra él en la Sección Séptima de la Audiencia Provincial de Madrid.
Y ha zanjado su intervención: «Lógicamente, siento mucho lo que les ha pasado. Me parece terrible y una barbaridad, especialmente lo de TP4 -la niña de 6 años agredida en junio de 2014-, eso no tiene nombre. Lo siento mucho por sus familias».
Según Ortiz, no ha hablado hasta ahora porque resultaba «absurdo» hacerlo porque no le iban a creer: «Quiero decir que decidí no declarar porque la verdad, sinceramente, no iban a creer lo que iba a decir. Resultaba un poco absurdo hacer una declaración».
Esta es la primera vez que Ortiz se pronuncia desde que fue detenido el 24 de septiembre de 2014 en Santander, pues hasta en cinco ocasiones,una de ellas al comienzo de la vista oral el pasado 18 de octubre, se ha negado a declarar.
Precisamente se ha pronunciado sobre su viaje a Santander y ha alegado que se fue por motivos de trabajo y porque estaba algo agobiado en Madrid. Le sorprende, ha afirmado, que hayan dicho que fue a la capital cántabra porque huía de la Policía.
«Salir de Madrid y estar en otro sitio teniendo a mi pareja e hijos aquí no es algo que me haga mucha gracia pero no tenía trabajo y tenía que salir. No tenía más remedio», ha explicado.
También le resulta sorprendente, según ha manifestado, que se le detuviera en base a las descripciones de las menores que ha leído y escuchado detalladamente y que, en su opinión, son muy diferentes.
«Usted misma señoría mencionó que se han dicho todos los colores de pelo excepto el pelirrojo, las estaturas van del 1.65 a 1.80 metros, edades de 27 a 40 años, a veces delgado y otras fuerte y el agresor utilizaba una ropa muy común que tampoco creo que identifique a nadie», ha añadido.
Y ha apuntado además que TP3 -la niña de 9 años agredida en abril de 2014- habló de una persona de 27 años que se parecía a su agresor mientras que TP5 -la niña de 7 años agredida en agosto de 2014- detalló varios lunares en la cara y cicatrices en el brazo. «Son cosas que no coinciden conmigo», ha aseverado.
Siempre dirigiéndose a la presidenta del tribunal, ha hecho alusión también a la declaración del responsable policial de la operación Candy -que sirvió para darle caza- que dijo que no se podía fiar de las descripciones de las menores, sino que confiaba más en su instinto.
En opinión de Ortiz, «acusar a una persona de unos delitos tan graves por intuición es muy arriesgado e irresponsable».
Sus palabras ponen punto y final a un juicio que ha durado casi dos meses y en el que prácticamente todas las declaraciones y las pruebas le han apuntado a él.
Ortiz se enfrenta a una petición de la Fiscalía de 77 años de cárcel por tres delitos de agresión sexual, uno de violación y uno de lesiones y a una indemnización de 426.300 euros para las víctimas.
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Las pruebas físicas pesan más que todo lo que pueda decir este tío.