Empleados de la funeraria retiran el cadáver. | Alejandro Sepúlveda

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La mujer que falleció el lunes en su piso de Son Rullan era una persona «muy proteccionista» con sus hijos. El entorno de Chinyere Umenweke relata que siempre se preocupaba por los tres niños, de 11, 10 y 5 años. Los menores iban al mismo colegio palmesano. «Ella quería que vinieran sólo a este centro, estaban contentos aquí», indican fuentes del colegio. Los pequeños, sin embargo, estaban sobreprotegidos, aislados. Los invitaban a cumpleaños de compañeros de clase y no acudían. Este curso escolar ya no lo empezaron. Los chicos vivieron un día con el cadáver de su madre.

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El centro alertó a los Servicios Sociales y a la policía sobre el absentismo de los menores. Siguieron todos los protocolos. Hace una semana que desde la Associació de Pares i Mares (APIMA) del colegio se solicitó colaboración para localizar a la familia. Algunos profesores han visitado a los niños estos días en el hospital de Son Espases. Los pequeños se alegraron cuando los vieron. Los docentes relatan que son conscientes de todo lo que ha sucedido, aunque todavía se encuentran en shock. Han quedado a cargo de los servicios sociales.

Fuentes del entorno de la fallecida cuentan que en los últimos meses perdió mucho peso de forma repentina. La última vez que estas personas la vieron fue en octubre.