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La Audiencia de Palma ha condenado a un hombre a 11 años y 6 meses de prisión por un delito continuado de abuso sexual a la hija de su exmujer, por hechos ocurridos cuando la menor tenía entre 8 y 9 años de edad, aprovechando las ausencias de su madre por viajes de trabajo en el extranjero.

La sección primera del tribunal provincial considera probado que el acusado, Sunday E.I. aprovechó las estancias prolongadas fuera de la Mallorca de su mujer por motivos de trabajo para abusar sexualmente de la hija de ésta «con el propósito de saciar su apetito libidinoso», según recoge la sentencia.

Según el tribunal, los abusos ocasionaron lesiones físicas a la menor, que vivió las experiencias de forma traumática y se ha visto perjudicada en su desarrollo.

El tribunal considera probados los abusos basándose principalmente en el testimonio de la menor, que considera respaldado por la declaración de la madre y de los psicólogos y forenses que atendieron a la niña.

La sala ha destacado en la sentencia que la psicóloga de la Unidad Terapéutica de Abuso Sexual Infantil (UTASI) que atiende a la niña explicó ante el tribunal que tenía «auténtico terror» a declarar en el juicio por la posibilidad de tener que estar ante la persona que le había hecho daño y solo logró reconfortarla al explicarle que estaría sola durante la declaración.

La niña admitió en el juicio que su padrastro le realizó tocamientos «muchas veces» y detalló las zonas del cuerpo donde la tocó y que fue en la habitación, cuando ella se iba a dormir.

Si bien el acusado negó los abusos en el juicio y atribuyó la denuncia a que su exmujer había «entrenado» a la niña para decir «todas esas cosas», el tribunal considera que merece mayor credibilidad la menor.

Según la sala, la verosimilitud del relato de la niña ha quedado «totalmente corroborada» por el resto de pruebas que se practicaron en el juicio.

La menor sufre lesiones en el himen compatibles con una situación de abuso sexual, según recoge el informe forense, y además el especialista que la examinó concluyó que la menor no fabulaba cuando le indicó que su padrastro había realizado actos sexuales con ella.

El tribunal también considera clara, contundente y coherente la declaración prestada por la madre de cómo su hija le contó los abusos, sobre los cambios de carácter y la tristeza que había apreciado en la niña, el empeoramiento del rendimiento escolar y acerca de la reacción del acusado que se arrodilló y pidió perdón cuando le recriminó los supuestos abusos.

La sala considera además relevante que la menor pidiera hablar a solas con la inspectora de la Policía Nacional cuando su madre la llevó a presentar la denuncia, y que la agente considerase que las manifestaciones de la niña trasmitían veracidad.

La sentencia recoge también que los psicólogos que trataron a la menor contaron en el juicio que detectaron en ella un trauma, afectación emocional y bloqueo, síntomas compatibles con haber sido víctimas de abusos.

La sección primera de la Audiencia de Palma ha condenado al acusado a 11 años y 6 meses de cárcel como autor de un delito continuado de abuso sexual a menor de 13 años y le prohíbe acercarse a menos de 200 metros ni comunicarse con ella durante 16 años y medio. Además, una vez cumplida esa pena, le impone la medida de libertad vigilada durante 5 años y que debe seguir un programa de educación sexual.