Uno de los detenidos el jueves en Punta Ballena, junto a agentes de la Guardia Civil. | Alejandro Sepúlveda

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La banda de traficantes desarticulada por la Guardia Civil en Punta Ballena movía más de ocho kilos de cocaína al mes, que llegaba oculta en barcos de recreo, y al terminar la temporada estival tenía previsto «cambiar de aires» y vender por otras zonas.

Este sábado por la mañana está previsto que los trece detenidos sean puestos a disposición judicial en las dependencias de Vía Alemania. La mayoría de ellos, tal y como suele ser habitual en estos casos, se han negado a declarar ante los agentes del ECO (Equipo contra el Crimen Organizado) y de la Policía Judicial de Algaida, que han llevado a cabo la ‘operación Tatum'.

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Las diligencias se iniciaron en el mes de mayo y suponen la segunda fase de la ‘operación Daju', que tuvo lugar el pasado 31 de julio de 2016. En esta ocasión, la Guardia Civil se ha intervenido de 3,5 kilos de cocaína, lo que sumado a los 4,8 del año anterior da una muestra del poderío de las dos organizaciones desmanteladas.

La red estaba formada por ciudadanos británicos, españoles y dominicanos y controlaba gran parte del menudeo en Punta Ballena, la conflictiva calle de Magaluf.

La ‘operación Tatum' se bautizó de este modo porque muchos de los implicados llevan tatuajes en sus cuerpos. En la operación del jueves, los agentes -además de droga y dinero en efectivo- intervinieron cinco coches, balanzas de precisión y útiles para la manipulación de las sustancias estupefacientes. La mayoría de detenidos cuenta con antecedentes policiales por narcotráfico.