Un momento del juicio. | Alejandro Sepúlveda

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La adicción al juego ha rebajado la pena a un acusado de robar a sus compañeros de piso en Palma. El ladrón aceptó un año y medio de prisión por el delito de robo continuado con fuerza en casa habitada por el que la Fiscalía le solicitaba cuatro años de cárcel.

El condenado compartía piso con un hombre y una mujer en el Carrer Rosselló i Caçador de Palma en 2015 y aprovechó sus ausencias para colarse en las habitaciones. Rompía los candados de las puertas y les sustraía sus pertenencias para venderlas en tiendas de segunda mano. Se apoderó de objetos por valor de 878 euros que en su mayoría se recuperaron.

El acusado, asistido por Miguel Ángel Cardell, quería el dinero para gastárselo en juego. Un informe del forense confirmó que el individuo sufría adicción al juego y en su caso la ludopatía ejerció de atenuante en el mismo grado en el que lo harían la drogadicción o el alcoholismo. Además de la ludopatía, la confesión de los hechos a los agentes que lo detuvieron también contribuyó a la rebaja de la condena. El ladrón confirmó los hechos y aceptó la pena de un año y medio de cárcel.

El individuo no entrará en prisión por este caso, ya que en el juicio se acordó la suspensión de la pena durante dos años al no tener antecedentes penales. Tendrá que indemnizar a sus excompañeros de piso. Dispone de un período de seis meses para pagarle a su excompañero 180 euros en efectivo que le robó y otros 16 euros por una lijadora y una tarjeta de memoria que no fueron recuperadas. A la mujer con la que compartió piso tendrá que pagarle 95 euros por una pulsera, bisutería, una tarjeta de memoria y una batería Pentax que tampoco fueron localizadas tras la detención.