El Juez Manuel Penalva y el fiscal Miguel Ángel Subirán. | Alejandro Sepúlveda

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Fuentes de la investigación del ‘caso Cursach’ reconocieron este viernes, por primera vez, que la testigo clave «nos ha ‘colado’ algunas falsedades». Sin embargo, insisten en que el «grueso» de las diligencias practicadas derivadas de sus declaraciones y acusaciones son reales.

La publicación de este viernes de Ultima Hora, adelantando en exclusiva que la madame acusaba al juez Penalva, el fiscal Subirán y a Blanqueo de Capitales de coaccionarla, provocó un auténtico terremoto policial y judicial.

La testigo protegida debía presentarse por la mañana en el Tribunal Superior de Justicia de Balears (TSJB) para corroborar la denuncia presentada el jueves por los abogados Vicente Campaner y José Ignacio Herrero, pero se excusó porque estaba indispuesta. Su ausencia no cambia el escenario, ya que los dos letrados han presentado toda una batería de pruebas, grabaciones y mensajes.

La propia testigo, tal y como informamos este viernes, grabó en el despacho del juez a Penalva y Subirán. Esos audios se han incorporado a la causa. Al igual que numerosos WhatsApps que cruzó la madame con los investigadores. Desde la Jefatura de Policía, oficiosamente, se admitió ayer que se entabló una «relación insana» de mensajes con la testigo: «Siempre hay que guardar distancias con los testigos, por profesionalidad. En este caso no ha sido así».

En los WhatsApps un agente de Blanqueo y la testigo hablan incluso de a qué periodistas dar entrevistas y noticias. En uno de los WhatsApps, el agente de Blanqueo le envía una foto a la mujer y le escribe: «¿Te suena?». Ella contesta: «Uffffff». «¿Le reconoces?, insiste él. «Sí, ¿está en prisión verdad? ¿362?», replica la testigo. «Qué es ¿362?». «Nada me equivoqué de mensaje».

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En otra comunicación, el mismo policía le comenta: «Hoy D. (refiriéndose a un testigo) les está dando un repaso, mañana tú les rematas». El tono de algunos de los comentarios de Penalva, Subirán y policías que se incluyen en la denuncia ha llamado la atención, incluso en la Jefatura palmesana. «Llevo desde el viernes haciendo informes por las quejas y querella que han puesto estos cabrones», «Somos más fuertes y con más cojones que ellos», «Si hablas con alguna chica o chico que pueda confirmar que esta gentuza iba, recuerda decirles que lo haremos de otra manera», «Estoy de vacaciones constipado y cabreado con estos hijos de puta, pero me da igual porque acabaremos con ellos», son algunas de las expresiones del juez Penalva, que han causado cierto revuelo por las formas que emplea.

Con todo, a pesar de que los investigadores reconocen que lo ocurrido con su testigo clave «es un duro revés», reafirman que la agenda del puticlub de Lluís Martí es real, así como otras declaraciones de la madame. En cambio, policialmente tienen claro que mintió en otras declaraciones, como una reciente que hizo sosteniendo que un inspector jefe y otro inspector, muy conocidos en la Jefatura, la habían presionado en favor del Grupo Cursach. Los datos que aportó fueron desmentidos. Lo mismo ocurre cuando señala a dos mandos policiales llamados «Juan», ambos también muy respetados en la Policía Nacional, y los intenta implicar en las supuestas extorsiones que estaba padeciendo.

En la denuncia presentada en el TSJB, los abogados Campaner y Herrero piden la comparencia de la testigo clave, que se ponga en libertad a dos rumanos denunciados por el testigo número 29, así como que se libere a Bartolomé Cursach y Bartolomé Sbert. Por último, solicitan que se retire las armas de fuego que portan el juez y el fiscal. Fuentes de la investigación han calificado de «surrealista» estas peticiones: «Nosotros tenemos claro quiénes son aquí los buenos y los malos».

Todas las pruebas y las nuevas revelaciones de la testigo protegido han sido entregadas también en un notario de Palma, para que estén a buen recaudo. En la primera denuncia en el TSJB, entregada el jueves, se adjuntan tres audios, cuyo contenido ya desveló ayer este diario.

En uno de ellos, la madame, refiriéndose al reconocimiento de diversos policías, admite: «Sí, yo todos los que me enseñasteis los tengo apuntados». En otro, cuando habla con el juez y el fiscal -y los graba en su despacho sin que ellos lo sepan- comentan cuál es su «ilusión». Ella contesta: «Matarlos», y el magistrado responde: «De eso tenemos ganas todos». En otra grabación, la testigo les pregunta: «Pero, si dicen si tenía teléfono fijo ¿qué digo?». Sobre si debe facilitar el teléfono del puticlub de Lluís Martí, ella también pide instrucciones: «Lo que vosotros me digáis».