Bartolomé Cursach –a la derecha– y Bartolomé Sbert, el lunes al salir de sus declaraciones. La testigo que acreditaba supuestos pagos a políticos por su parte ha denunciado en apenas dos meses a cuatro mandos de la Policía Nacional, de los más respetados en la Jefatura. | Alejandro Sepúlveda

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«Se trata de una persona mentirosa y querulante compulsiva» o «ha hecho de la mentira una forma de vida». Un atestado a la Policía Nacional ‘machaca’ a la madame después de que ésta denunciara por amenazas a uno de los más veteranos y respetados mandos de la Jefatura y a otro agente. «Ha hecho de la mentira la norma de su vida», llegan a manifestar los investigadores, del Grupo Oeste.

Los agentes que firman el informe acumulan una gran experiencia en investigaciones y, durante alrededor de un mes estuvieron ‘pegados’ a los movimientos de la testigo protegida 31, cuyo teléfono llegó a estar intervenido con autorización del juez Manuel Penalva.

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La madame acusaba al mando policial y a otro agente de ofrecerle dinero en nombre de Cursach para que se fuera del país. Antes tendría que declarar que el juez y el fiscal del caso le habían hecho mentir. Formuló la denuncia el 25 de septiembre y desde entonces comenzó la investigación. Los agentes comprobaron su versión y acreditaron su falsedad. Llegaron a localizar la posición de los móviles de los denunciados y de la testigo: no se cruzaron.

Al revelarse la mentira, la testigo protegida no paró: presentó el 30 de octubre otra denuncia, en este caso contra los agentes que habían demostrado su mentira para apartarlos del caso. En un mes, los agentes relatan toda una retahíla de embustes.

A raíz de este informe, Anticorrupción pidió el cierre de la investigación y que se dedujera testimonio contra ella por denuncia falsa. Este informe se presentó antes del cambio de su versión. Está firmado el pasado día 22 de noviembre. El juez instructor, Manuel Penalva, dictó este miércoles un auto en el que accede a la petición de la Fiscalía y remite toda esta investigación a un juzgado de instrucción ante un posible delito cometido por la madame. El informe policial atribuye a la testigo como móvil de esas falsedades un intento para no volver a tener que declarar.