La acusada, de 64 años y origen ecuatoriano, este miércoles antes del juicio. | Alejandro Sepúlveda

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De sus cartillas desaparecieron casi 100.000 euros. Era un señor mayor que iba en silla de ruedas. Cobraba dos pensiones como militar jubilado. La mujer que lo cuidó a lo largo de 18 años en su domicilio de Palma es la principal sospechosa de un delito continuado de apropiación indebida. El hombre murió en 2015. La acusada, de 64 años y origen ecuatoriano, negó todo en el juicio celebrado este miércoles en la Audiencia Provincial. La Fiscalía solicita una condena de cuatro años de cárcel para la mujer, una multa de 3.000 euros y que indemnice a la hija del fallecido con los 97.130 euros del perjuicio ocasionado.

El representante del ministerio público afirmó que el listado de extracciones bancarias, entre 2012 y 2015, es «monstruoso, apabullante». El fiscal añadió que la cuidadora es la única que pudo quedarse con el dinero del hombre y que abusó de la confianza. De 18 años de servicio en su casa. «No hay ningún gasto inconfesable del anciano. Ni prostitución ni juego». Alguien sacó 4.200 euros de la libreta del anciano en noviembre de 2013. En mayo de 2014 se extrajo 4.800. La mujer aseguró que ella no fue. «No saqué dinero a escondidas de él. Yo lo acompañaba siempre a los bancos. Me enseñó a utilizar el cajero con libreta de ahorro y me daba dinero para hacer la compra. También íbamos a comer, al puerto de Pollença, a la Ràpita o al Cruce», explicó. La mujer empezó a trabajar para el hombre cuando falleció su esposa, en 1997. Atendía al anciano y a un hijo con síndrome de Down. La acusada, que cobraba 1.300 euros, insistió en que sólo iba al banco cuando el fallecido se lo pedía.

El yerno indicó que el anciano le pidió en diciembre de 2014 que se encargara de sus asuntos bancarios. La cuidadora tenía sus libretas. Le entregó todas menos una. El yerno se la reclamó y ella le dijo que no se la daba. «Le pedí una explicación, pero nunca me la dio. Mi suegro sólo tenía un vicio: la lectura».