El abogado madrileño Enrique Molina.

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Exfiscal de la Audiencia Nacional, Enrique Molina, es el abogado del empresario Bartolomé Cursach. Tras la recusación del juez, reclama una distensión en el caso.

—¿Cómo valora la recusación del juez instructor?

—La decisión me genera sentimientos encontrados. Teniendo en cuenta el aprecio personal que siento por don Manuel, tristeza. No es agradable encontrarse ante una pérdida de la apariencia de imparcialidad, no lo es para el recusado, pero tampoco para este abogado. La sensación que produce la lectura del sumario no es que sea indigno de la función que ha ejercido, sino que ha sido utilizado por terceras personas (más de una) con finalidades ajenas a lo que debe ser la rectitud de la instrucción, y que no ha sabido darse cuenta a tiempo, quizás por el ruido que en Palma produce este caso.

—Y desde lejos, ¿cómo se ve?

—Sin la presión diaria que allí se sufre, el enfoque es diferente. Observando fríamente las actuaciones, algunas decisiones parecen extrañas, como el sostenimiento de la prisión provisional de un septuagenario sin riesgo de fuga, o la toma de declaraciones de testigos bajo el secreto de sumario, negándose el derecho a las defensas a someterlas a contradicción. Hay otras anomalías más que no es el momento desvelar.

—¿Habrá otra petición de libertad?

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—Tras más de un año de haberse adoptado tan grave medida, aparece un exceso. No se puede pensar que una persona de más de 70 años vaya a tirar por la borda todo lo que tiene para vivir el final de su vida escondido. No hay riesgo alguno de destrucción de pruebas, cuando todo estaba más que atado en el momento de su detención.

—¿Considera necesaria una bajada de la tensión en la causa?

— La tensión generada por este asunto se siente en la tramitación judicial, en las actuaciones administrativas y en la sociedad en general. Ni a los profesionales del juzgado ni a los que nos relacionamos con él, interesa esta situación. Ninguno puede desempeñar su trabajo con la eficiencia y frialdad se requiere. Hay un hecho incuestionable, la tensión si a alguien perjudica es al señor Cursach.

—¿Cómo se encuentra de ánimos su representado?

—El calificativo es atónito. No entiende cómo puede encontrarse en situación por hechos en cuya producción no tiene dominio, sin la posibilidad de comunicar en condiciones de normalidad con su defensa, de sentirse arropado por su familia.

(Puedes leer la entrevista completa en el periódico Ultima Hora).