Agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil, en el centro, el día del suceso. | Alejandro Sepúlveda

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Uno de los vigilantes de seguridad de Es Pinaret que acudió al rescate del joven fallecido en octubre de 2015 relató ante el juez que al intentar socorrerlo el menor se dirigió a él de manera desesperada al grito de: «¡Sácame que me quemo!».

En el segundo día de la vista, en la que se juzga por homicidio impruedente a la exdirectora y al exjefe de mantenimiento, testificaron tres educadores, dos vigilantes de seguridad, un psicólogo y una coordinadora del centro. Todos ellos coincidieron en afirmar que la alarma antiincendios no se activó al comenzar el fuego en la habitación del fallecido.

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Otro de los elementos que dificultó el acceso al lugar del incendio fue la puerta del cuarto. Uno de los empleados del centro de menores comentó ante el juez que no pudo abrirla «ni con la llave». Poco después de ese intento fallido acudieron dos vigilantes, que lo intentaron a patadas en vano. Así, optaron por acceder por la ventana, que también presentó dificultades. «Nos costó abrirla», relató uno de ellos. Una vez dentro explicaron la escena que se encontraron. «El chico no paraba de gritar y un minuto después de entrar nosotros se desplomó». Instantes más tarde perdería la vida por la gravedad de las heridas.

Una educadora del centro detalló que el menor no tenía relación con nadie y que en alguna ocasión le había dicho que «no iba a salir vivo de allí». Sobre este asunto, el psicólogo subrayó que no detectó ningún síntoma en el joven los días previos al suceso para activar el protocolo antisuicidio.

El juicio continuará este miércoles con más testimonios.