Los expertos reclaman que no se permita construir más en zonas inundables.

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Cels García, profesor de Geografía Física de la UIB, ha explicado que «ante una tormenta tan fuerte y localizada, la respuesta es muy difícil, pues sólo hay unos minutos para reaccionar. Estamos hablando de la cuenca de Ca n’Amer, que incluye los torrentes de ses Planes y sa Blanquera, y ocupa 35 kilómetros cuadrados. La intensa precipitación se registró sobre una cabecera de cuenca de unos 400 metros de altura y un pronunciado desnivel. Era imposible que ese volumen de agua, con velocidad, se infiltrara y el torrente no tiene capacidad para asumirla».

García señala que «las lluvias extraordinariamente intensas y la ocupación de los espacios pluviales dan lugar a estos efectos. En Sant Llorenç, el Torrent de ses Planes atraviesa la zona urbana y, más tarde o temprano, el agua ocupa su espacio fluvial y si éste está urbanizado, buscará el camino más fácil».

Antonio Rodríguez Perea, profesor emérito de Hidrogeología de la UIB, indica que «los responsables de los ayuntamientos no hacen el caso que deberían hacer a las zonas inundables. Tras las inundaciones de 1989, el Torrent de ses Planes fue canalizado con hormigón, pero, en un clima mediterráneo, las zonas de suficiente riesgo deben ser respetadas desde el punto de vista urbanístico y no construir nada más. Ante un ‘tsunami fluvial’ como éste, no basta con que los torrentes estén limpios. Y hay que avisar del riesgo a la gente que vive en zonas inundables».

Condiciones

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Miquel Grimalt, jefe del Departament de Geografia de la UIB, señaló que «el Torrent de ses Planes se convirtió en una máquina perfecta de acumular agua. No depende de que esté limpio. Está en buenas condiciones, pero cuando llega un frente de agua de 100 metros de ancho y 2 metros de profundidad, no hay nada que hacer. Podríamos calcular 400 metros cúbicos por segundo». Cabe destacar que el caudal medio del Ebro es de 426 metros cúbicos por segundo.

Según Grimalt, «la crecida llevaba árboles y balas de paja. Esa vegetación arrastrada no estaba en el torrente, sino en los terrenos anexos. Bajo los puentes sólo pasaba un 3 % del agua. Desde 1989, ningún torrente de Mallorca llevaba tanta agua. Sin duda, es la mayor inundación de la historia de Sant Llorenç».

Alfredo Barón, exjefe del Servei d’Estudis i Planificació de Recursos Hídrics y colaborador honorífico del Departament de Geografia de la UIB, comentó que «estamos ocupando el espacio fluvial y construyendo en las zonas inundables. Hace tiempo que decimos algo tan obvio como que las zonas inundables, tarde o temprano, se inundan. Y un torrente puede estar limpio y bien hormigonado, pero no nos debe dar una falsa sensación de seguridad.

Hay que pedir permiso a la Administración si se quiere construir en una zona inundable y el promotor debe hacer una declaración de que tiene conocimiento de esa circunstancia, pero habría que ser drástico y no permitir la construcción».

El Torrent de ses Planes, a su paso por el núcleo de Sant Llorenç (1,1 kilómetros), ya había provocado 6 inundaciones en los últimos 150 años. El mismo torrente, en el tramo de desembocadura en s’Illot (llamado es Riuet, 1,9 kilómetros), ha provocado 5 inundaciones en 150 años. Hasta ahora, esas inundaciones habían provocado daños materiales, pero no víctimas mortales.