El testigo, un amigo del detenido, ha manifestado que tras cruzarse varias palabras, los agentes les dijeron «os vais a cagar, chavales, no sabéis dónde os habéis metido» y «os vamos a meter un puro que os vais a cagar».
Los guardias civiles les registraron y se llevaron detenido a uno de ellos, al que imputaban un delito contra la seguridad vial por supuestamente conducir bajo los efectos del alcohol. El procedimiento que se abrió fue posteriormente archivado tras determinar que el coche había permanecido estacionado.
La Fiscalía acusa a los dos agentes de un delito de denuncia falsa, otro de falsedad documental y otro de detención ilegal, y solicita una pena de ocho años de prisión, multa de 7.200 euros y cinco años de inhabilitación.
Los hechos ocurrieron en abril de 2012 en la zona de la Marina Botafoch de Ibiza. Según la versión del grupo de amigos, después de tomarse algunas copas y cervezas, habían ido al coche a esperar a otros compañeros con los que habían quedado.
Sin embargo, sostienen que no hicieron ninguna maniobra con el vehículo bajo los efectos del alcohol y que se limitaron a permanecer en su interior con el motor apagado, las ventanillas bajadas y alguna puerta abierta. «El coche estuvo parado y apagado en todo momento», ha apuntado uno de ellos.
Transcurridos unos 15 minutos apareció un coche de la Guardia Civil que se colocó a la altura de la puerta del conductor. Los tres amigos han descrito la actitud de los agentes como «agresiva» y «chulesca».
Los agentes les hicieron salir del coche y en un momento dado uno de los amigos comentó que tenía un restaurante al que iban guardias civiles. «Esto no les gustó», ha dicho uno de los testigos, que ha contado que a partir de ahí «se fue calentando» la situación. Otro de ellos recomendó a su amigo que no se preocupara y que llamasen a su abogado, y entonces los agentes «se enfadaron con él también» y le multaron acusándole de haberles insultado. Esta persona ha asegurado que le dijeron «toma calvo, esta multa es para ti». Los compañeros de la víctima han negado que ellos insultaran a los agentes.
Después los guardias civiles llamaron a la Policía Local, que practicó una prueba de alcoholemia. El detenido ha declarado que comunicó a los policías locales que el coche había estado aparcado, pero éstos le contestaron que estaban obligados a realizar la prueba.
Finalmente, el hombre fue detenido y transportado primero a una comisaría de la Policía Local y después a un calabozo en el aeropuerto, mientras sus dos amigos intentaban seguirle en taxi. El afectado ha afirmado que le trataron con «malas maneras» y que le decían que le podían mantener retenido hasta 72 horas sin darle explicación.
2 comentarios
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A aquesta nova "manada" que han agafat, la darrera, hi ha un altre militar i un guardia civil, Mare meva, con está la Benemérita!
Una vez vi salir del juzgado a dos kinkis tatuados, con pendientes, rapados raros y vestidos de metrosexual. Pensé que los habrían condenado por algo. Resultó que eran guardias civiles que habían ido a declarar. Cogen a lo mejor de cada casa...