Instante en el que el toro cornea en el brazo a Said Antón Gutiérrez, tendido bajo el toro. | Diario de Navarra

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La imagen más escalofriante de lo que llevamos de Sanfermines la protagonizó en el encierro de este jueves Said Antón Gutiérrez, vecino de Portals Nous, de 39 años. Corredor habitual, fue corneado en el antebrazo derecho en el tramo de Telefonica. Fue intervenido en el Complejo Hospitalario de una herida de 11 centímetros que afectó a piel y tejido celular subcutáneó con afectación muscular leve. Por la tarde se recuperaba en la habitación.

Mientras descansaba en su habitación, el teléfono no paraba de sonar, según información facilitada a este periódico por cortesía de Diario de Navarra. Por desgracia, ningún familiar suyo se encuentra en la ciudad. Con una sonrisa, Antón contaba a cada persona que le llamaba cómo había sucedido la cogida y les tranquilizaba diciéndoles que se encontraba en buen estado. Todavía le queda mucha gente con la que hablar, puesto que durante el encierro perdió el móvil, y no todo el mundo pudo localizarle. En Pamplona tiene dos amigos que acudieron a verle tanto por la mañana como a la tarde.

Los médicos le enseñaron las imágenes del estado de su brazo tras la operación. «Me ha dado impresión ver las fotos, pero no tanto como cuando lo he visto en vivo, ya que tenía los músculos al aire libre y eso es algo que impacta mucho. Parecía un trozo de solomillo de ternera ensangrentado y partido en cuatro trozos».

¿Cómo se encuentra?
—La verdad, no me encuentro mal. Todavía no he hablado con el médico que me ha operado sobre la recuperacióny no sé cuándo me darán el alta, pero me han dicho que se supone que la operación fue un éxito y que está todo bien.

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¿Desde cuándo lleva participando en los encierros?
—Mi primer encierro lo corrí con 13 años en Valencia. En Pamplona llevo desde 2012 corriéndolo todos los días que me encuentro en la ciudad. Utilizo los Sanfermines para descansar, no me gusta salir de fiesta en estas épocas. Para mí es mucho mejor madrugar y correr el encierro que emborracharme a la noche.

¿De dónde le viene esa afición taurina?
—De mi abuelo. Cuando era pequeño madrugábamos todas las mañanas de San Fermín para ver juntos el encierro mientras desayunábamos. Al final, acabé cogiéndole tanta afición que me animé a participar yo también en los encierros.

¿Qué ha pasado durante la cogida?
—Me parece que he tropezado con un grupo de gente que había delante, aunque no tengo claro cuántas personas había exactamente, pero creo que eran dos o tres. He caído al suelo y he notado que tenía el brazo enganchado en algo, automáticamente he deducido que un toro me había corneado. También he sentido cómo me pasaba un toro por encima. Me he levantado y he visto el percal. Sabía que algo grave me pasaba en el brazo, porque he notado cómo se me estiraba la piel, pero no me he dado cuenta del desgarro hasta que no lo he observado bien. En el momento no quería verlo mucho, porque cuanto más miraba, más me dolía.

¿Ha sido una herida superficial?
—Se supone que solo ha afectado a la piel, aunque creo que el toro también ha tocado algo de músculo, porque noto dolor.

¿Qué es lo primero que le ha venido a la mente cuando ha visto cómo tenía el brazo?
—Tampoco me lo he tomado tan mal. Recuerdo que lo primero que he pensado ha sido ‘joé, ahora me toca irme al hospital', pero no he hecho ningún drama.