En la totalidad de los casos se trata de personas que denuncian robos con violencia que nunca se han producido, y por lo general su motivación es defraudar a una compañía aseguradora. Los responsables de estos hechos, tras ser víctimas de un hurto o haber extraviado algún objeto de valor, frecuentemente teléfonos móviles de alta gama, contactan con su compañía aseguradora, y tras descubrir que su póliza no cubre este tipo de hechos, pero sí los robos violentos, se personan en alguna oficina de denuncias de Policía Nacional a inventar un robo que nunca tuvo lugar, para a continuación presentar a su aseguradora copia de esa denuncia y reclamar el importe de los bienes supuestamente robados.
Las personas que cometen este tipo de engaños son por lo general jóvenes, aunque recientemente se ha detenido a una mujer de 83 años por un hecho de este tipo. Entre los acusados hay circunstancias sociales y económicas varias, sintiéndose con derecho a cobrar de su aseguradora, no dudando en intentar engañar a la policía.
Casos
En todo caso la casuística es variopinta, y va desde una empleada de una conocida empresa de moda que fue presionada por sus propios jefes para denunciar el robo de la caja de la tienda de esta marca en Palma, hasta un corredor de seguros que intentó defraudar a su propia empresa al descubrir que su seguro de hogar no le cubría el arreglo de unas baldosas, de lo que intentó resarcirse mediante la simulación del robo de varios productos electrónicos de valor.
Tampoco es inusual cometer este tipo de hechos para ocultar a familiares algún aspecto inconfesable, como el caso de un varón que perdió su móvil en casa de su amante, o de otro que gastó el importe del alquiler de una vivienda recién cobrado en efectivo en servicios de relax, y luego no tenía como justificarlo a su esposa.
En las Oficinas de Denuncias se advierte a los denunciantes de que fingir ser víctima de una infracción penal es a su vez un delito.
La simulación de delito está castigada con penas de multa, pero la estafa que por lo general cometen a las aseguradoras con posterioridad, está castigada con penas de seis meses a tres años de prisión, circunstancia que raramente llega a pasar por la cabeza de los que cometen este tipo de hechos.
Descubrir a estos impostores es una prioridad para la Comisaría de Distrito Centro, pues cada hora dedicada a investigar sus casos falsos es una hora que no se dedica a investigar robos violentos reales de los que son víctima los ciudadanos, y cuya resolución suele acabar con el autor en prisión y reduce la inseguridad ciudadana.
Por ese motivo, desde hace varios años cuentan con especialistas en este tipo de hechos, cuya pericia y veteranía les permite descubrir rápidamente cuando se encuentra ante un hecho ficticio, y recabar pruebas de que el contenido de la denuncia no se corresponde con la realidad.
La Policía cuenta con una aplicación informática, «Veripol», que detecta las denuncias falsas con una precisión del 90%.
Además hacen uso de una aplicación informática que se implantó hace unos meses, VeriPol, que detecta las denuncias falsas interpuestas en casos de robos con violencia e intimidación o tirones. La herramienta identifica el delito basándose en el texto de la denuncia, por lo que no necesita ninguna información por parte del usuario, y es completamente automática con una precisión del 90 %.
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