La Audiencia Provincial de Bielefeld condenó en marzo pasado a Klaus O., de 58 años, a cadena perpetua por intento de homicidio en tres casos y por lesiones físicas al considerar probado que envenenó durante años los bocadillos y las bebidas que consumían sus compañeros durante las pausas de la jornada laboral.
El tribunal dictaminó asimismo el internamiento obligado del acusado una vez cumplida la pena máxima, al considerar que el hombre presenta una tendencia a continuar cometiendo delitos graves.
La muerte ahora de Nick N., de 27 años, que se encontraba en estado vegetativo con daños cerebrales extremadamente graves a causa de un envenenamiento por mercurio, no tendrá consecuencias inmediatas para el condenado, que recurrió la sentencia.
No obstante, «si el Tribunal Supremo anula la sentencia y ordena un nuevo juicio, podríamos acusarlo ahora también de asesinato consumado», indicó el fiscal Veit Walter, citado por el diario «Bild».
La historia se destapó en 2017, después de que un compañero del condenado descubriera un polvo blanco sospechoso en su bocadillo y lo fotografiara. Las cámaras de videovigilancia instaladas con posterioridad captaron entonces un comportamiento extraño por parte del acusado.
A raíz de este caso la Fiscalía abrió investigaciones sobre los casos de hasta 21 empleados de la fábrica, situada en la localidad de Schloß Holte-Stukenbrock, en el estado federado de Renania del Norte-Westfalia (oeste), muertos desde 2000 poco después de jubilarse, de infarto o tras enfermar de cáncer.
«Hemos podido descartar ya nueve casos y estamos investigando todavía otros doce», precisó Walter.
2 comentarios
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En la carcel que elija:comer lo mismo o el calibre .
Madre mia lo q hay qleer,como puede haber personas con tanta MALDAD,no lo entiendo ni lo entendere nunca.🤦🏻♀️