La regidora Angélica Pastor en su despacho de Son Pacs. | Alejandro Sepúlveda

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En plena tempestad por el escándalo de las grabaciones a periodistas de Ultima Hora por parte del equipo de Angélica Pastor en una visita a esta casa, y que acabaron en poder del Grupo de Blanqueo que investigaba el ‘caso Cursach', la regidora rompió este martes su silencio para este diario. Muy afectada por lo ocurrido –«llevo unos días fatal»–, insiste en que ella no ordenó el espionaje y reconoce que las grabaciones fueron «una decisión equivocada».

¿Cómo se enteró de la noticia del espionaje a este periódico y que los audios los tenía en un ‘pen' el exjefe de Blanqueo?
— Me enteré por vosotros, no sabía nada. Y me quedé muy sorprendida. No lo podía creer.

¿Ordenó usted la grabación?
— No, nunca he grabado a nadie. Esa es la verdad. Yo no ordené grabar a nadie y me considero también una perjudicada.

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Su jefe de prensa, Robert Pérez Mena, ha admitido que él hizo la grabación y se la pasó, ya borrada, al director del área, Martí Capó. Pero la incógnita es saber quién la entregó a Blanqueo.
— No lo sé, no puedo contestar a esa pregunta porque realmente no lo sé. No tengo ni constancia ni certeza de nada.

Tuvo que ser alguien de su equipo más próximo.
— No lo creo. Estoy muy sorprendida con esta historia. Muchísimo. No tengo otra estimación que hacer.

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¿Cree que la grabación le perjudica en algo?
— La situación es lo que me perjudica, no la cinta en sí.

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¿Opina que ahora salen esos audios porque van a por usted?
— No sé con qué fin, no puedo hacer una valoración. Le he dado muchísimas vueltas estos días y no sé cuál es el objetivo de esta historia. Mi cabeza no hace más que dar vueltas al mismo tema. No me lo explico.

Después de que destapáramos el escándalo, ¿ha hablado con Robert Pérez Mena y Martí Capó?
— Sí, claro. Y le insisto en la misma idea: yo nunca he grabado a nadie. Esto quiero que quede muy claro. Y nunca he escuchado esa grabación de la que estamos hablando. Nunca la he tenido en mi poder. Tampoco he sido consciente de que se estaba grabando.

¿Hemos de creer que su jefe de prensa grabó por su cuenta y riesgo?
— Fue una decisión equivocada. Pero hay que explicar el contexto, es muy importante. Era a principios de 2016, estábamos en el punto álgido de la investigación por la supuesta corrupción policial en el cuartel de San Fernando. Habíamos recibido amenazas, en mi caso incluso habían dañado bienes personales. Fue, pues, en un contexto excepcional que se decidió grabar.

Martí Capó, principal sospechoso, no da explicaciones oficiales.
— Mi equipo de entonces me mantiene que eso nunca se pasó al Grupo de Blanqueo de la Policía Nacional. Todo lo que se pasaba al juzgado era por vía oficial.

Ustedes colaboraban con el juez Penalva y el fiscal Subirán.
— Me he limitado a colaborar en lo que la Justicia me ha pedido y ser imparcial en la información solicitada por el juzgado. Toda la información que ha salido del Área de Seguridad Ciudadana mientras yo he sido regidora fue pedida mediante oficios, o por la policía o por el juzgado. Y siempre se ha hecho por el conducto reglamentario y oficial. De eso hay constancia de todo.

¿Cómo era ese ‘pen' o USB que Martí Capó les facilitó para grabar conversaciones por si recibían algunas amenazas?
— No tengo ni idea. No lo he visto nunca, esa es la verdad. Así que no le puedo decir lo contrario. También quiero matizar que no fui yo quién propuso ese desayuno informativo o charla informal con los periodistas.

Usted siempre ha dicho que su equipo más próximo era como su familia.
— Por eso estoy tan afectada. Para mí son mi familia. Tanto Mena como Capó querían protegerme por si recibía amenazas de alguien. Era otra época. No he digerido aún la historia, han sido días muy duros. Mi cabeza no hace más que dar vueltas. No sé cómo pudo llegar ese audio al Grupo de Blanqueo. Aun así, lamento profundamente lo ocurrido. Lo siento mucho.