Sanciones. A pesar de las restricciones, los agentes de la Policía Nacional y Policía Local de Palma, tienen que sancionar a numerosos ciudadanos por incumplir la cuarentena.

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La picaresca de algunos mallorquines no tiene límites. En los últimos días, agentes de la Policía Nacional han realizado una recopilación de las excusas más absurdas o surrealistas con las que han tenido que lidiar durante la cuarentena. En todos los casos que se relatarán a continuación, los protagonistas han sido detenidos o propuestos para sanción por incumplimiento de las medidas de restricción dictadas por el Gobierno durante el estado de alarma.

1 Delincuente habitual

Persona que está caminando por la calle General Riera en chándal a las 23 horas. Al ser interceptado dice a los policías que va a trabajar. El problema es que el único trabajo conocido del sospechoso son las 24 detenciones anteriores por robo con fuerza o violencia.

2 Pasear el perro, sin tener perro

Un hombre, español de 32 años, fue ‘cazado' un domingo por la tarde en la playa de Can Pere Antoni saltándose la cuarentena. Su excusa fue que estaba paseando el perro. El problema llegó cuando no había ni rastro del animal por allí y el sospechoso no llevaba correa alguna encima. Su domicilio lo tenía fijado a tres kilómetros de donde fue sorprendido.

3 El canario que tiene claustrofobia

Calle Santa Florentina. 01,23 horas de la madrugada de un viernes. Los agentes sorprenden a un joven -conocido de la policía- paseando por la calle Santa Florentina (Son Gotleu) con una jaula en la mano. Al ser interceptado no duda en decir de forma espontánea. «Estoy paseando a la mascota. Vivo en un piso muy pequeño y el pobrecito tiene claustrofobia». Tras ser denunciado se pudo comprobar que residía en las viviendas de Virgen de Lluc.

4 Perro sibarita

Una patrulla de la UPR sorprende a un hombre con un perro dentro del coche. Para eludir la sanción el hombre afirmó que iba a comprar chucherías a su perro a una tienda que está ubicada a más de 10 kilómetros de su domicilio. El motivo «es que a mi perro sólo le gustan las que venden en esa tienda».

5 Desconocidos

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La Policía Nacional ha levantado varias actas a personas que iban caminando juntas por la calle mientras mantenían una amigable conversación y que al detectar la presencia policial intentan convencer a los agentes que no se conocen de nada. El problema llega cuando les piden la documentación y casualmente tienen los mismos apellidos y viven bajo el mismo techo.

6 Los trabajadores

Una de las excusas más recurrentes es cuando viajan dos personas en el mismo coche y al ser interceptadas en un control alegan que van a trabajar. En las Avingudes de Palma, unos jóvenes lanzaron dicha afirmación y al comprobarlo los policías descubrieron que la pareja llevaba ocho meses cobrando el paro.

7 La bombona de butano

A las tres de la madrugada un zeta (coche patrulla) intercepta un coche con dos chicos en su interior. Cuando les preguntan éstos dicen que se les había acabado el butano y que iban comprar una bombona. «¿A las tres de la mañana?», le interpela el agente. En ese momento el joven se derrumba. «Me has pillado. No aguanto más en casa».

8 Los compradores

Una de las excusas más recurrentes consiste en decir que «voy a comprar». En la plaza Fra Joan Alcina, en Son Gotleu, un grupo de jóvenes estaba fumando porros. Cuando les rodearon varios efectivos de los Rayos (Unidad Motorizada), algunos de ellos sacaron una bandeja de carne picada, una barra de pan y un bote de leche. «Venimos de comprar».

9 La barra de pan

Calle Médico José Darder. Un hombre camina con la barra de pan debajo del brazo. Al pasar la patrulla éste les mira y les dice. «Tengo mis derechos. Yo puedo salir a comprar el pan». Al comprobar su domicilio, estaba a más de 5 kilómetros de su casa. Su respuesta; «Cada uno compra el pan donde quiere».

10 El paseador de perros

En Camp Redó (Corea) los agentes ya tienen identificado a un chico de unos 20 años que se ha convertido en el paseador oficial de todos los perros del barrio. Lo han interceptado paseando hasta diez perros diferentes. Su respuesta siempre es la misma. «En estos momentos difíciles hay que ser servicial y ayudar a los vecinos», explica convendido.