Llevaba poco más de una semana realizando sus prácticas de celadora en un hospital de Palma. Allí se encontró con un amigo de su familia, que estaba ingresado por un problema de salud. En una de sus visitas al enfermo, este, de 80 años de edad, abusó sexualmente de ella. Le metió la mano por dentro del pantalón y le manoseó los pechos. La joven, que tiene una discapacidad psíquica del 44 por ciento y trastorno de afectividad, denunció los hechos, que se remontan al mes de abril de 2019.
La Fiscalía acusa al hombre, que va en silla de ruedas debido a problemas de movilidad, de un delito de abusos sexuales y solicita para él una condena de ocho años de prisión. El juicio tendrá lugar próximamente en la Audiencia Provincial de Palma.
Visitas
Desde que se encontraron por casualidad en la clínica, las visitas de la joven a la habitación eran habituales. El varón conocía a la chica desde que esta era pequeña. En una ocasión, tal y como sostiene el ministerio público y después de finalizar su jornada laboral, la denunciante acudió a ver al hombre. Era el 3 de abril. Se quedó con él a ver la televisión un rato.
En un momento dado, el paciente comenzó a decirle: «¿Sabes una cosa? Eres guapísima». Poco después le metió la mano por dentro del pantalón y le introdujo un dedo en la vagina. La chica quedó en shock sin saber qué hacer ni qué decir y el hombre siguió. La besó y le manoseó los pechos. La joven finalmente reaccionó y abandonó la habitación. En ese momento, el acusado, cuya defensa es ejercida por el abogado Llorenç Gomila, le hizo señal de guardar silencio al tiempo que le dijo «cuidadito», como describe la Fiscalía en su acusación. A consecuencia de los hechos, la chica sufrió un ataque de ansiedad y sigue en tratamiento psiquiátrico y psicológico. A finales del pasado año se acordó a través de un auto la prohibición del procesado de acercarse a la perjudicada y de comunicarse con ella.
2 comentarios
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1) Hay hombres que se creen que las enfermeras son chicas de alterne y condeno cualquier agresión sexual o comentario soez a estas mujeres y, más aún, cuando el abusador se trata de un "viejo verde" 2) Creo que las personas con discapacidad deberían tener una pensión (como se hacía antaño) y no un puesto de trabajo que debería ser para alguien sin limitaciones físicas o psíquicas. Así, si la celadora no hubiera sido una discapacitada psiquica, el abusador quizás habría recibido un tortazo por su atrevimiento.
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