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Los cuatro detenidos por su presunta relación con el crimen de una enfermera de Girona que apareció en su domicilio atada a una silla con signos de haber sido víctima de un homicidio han ingresado en prisión provisional comunicada y sin fianza después de pasar este miércoles a disposición judicial.

El móvil principal sobre el que trabajan los investigadores es el del robo y la causa está abierta por este delito con violencia en casa habitada, así como por asesinato agravado, según ha confirmado el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña.

El lunes pasado se produjeron las cuatro detenciones, dos en Rubí (Barcelona) y Lloret de Mar (Girona) y las otras dos en la capital gerundense, y entre los detenidos figuraba Consol J., compañera de trabajo de la víctima.

Esta persona, de 57 años y origen colombiano, aunque dispone de nacionalidad española, fue arrestada junto a su marido, Jordi R., un transportista de 63 años de edad con el que tiene una hija menor de edad.

El matrimonio residía hace más de veinte años en el barrio de Montjuïc de la capital gerundense y la enfermera asesinada era supervisora de la mujer.

Desde la Clínica Girona, donde se encuentra esa Unidad de Diálisis, confirmaban el lunes que habían recibido una llamada de los Mossos d'Esquadra para advertirles de que la empleada detenida no acudiría a su puesto de trabajo.

El matrimonio fue detenido en el marco de tres intervenciones policiales simultáneas llevadas a cabo en su domicilio y en los de Rubí y Lloret de Mar.

La hipótesis del robo de los investigadores apunta a que Consol J., que con su marido acumulaba cuantiosas deudas, comunicó a éste que la víctima disponía de una elevada fortuna y amplio patrimonio, así como que disponía de grandes cantidades de dinero en efectivo en cajas fuertes y que vivía sola.

A partir de ahí, Jordi R. contactó con un amigo de Lloret de Mar, Nicolás M., éste a su vez con Eugenio P., alias 'Rocky', con el que había compartido prisión, y se confeccionó un plan para que la enfermera, que prestaba en su domicilio servicios de podología, aceptase sin reparos a un cliente que le enviaba la mujer ahora detenida.

Los tres hombres fueron captados por las cámaras el 25 de septiembre en el vehículo de Consol J. y, mientras el marido se quedó en un aparcamiento cercano a la casa de la víctima, Nicolás M., bajo el nombre falso de Carles Riera, subió como supuesto paciente.
Al abrirle la puerta, irrumpió también Eugenio P., según muestran los aparatos de videovigilancia de la zona y confirman dos testigos, vestido de pintor y con un cubo en la mano.

Los investigadores creen que la mujer se resistió y que, de un fuerte golpe, le rompieron la nariz, tras lo que la inmovilizaron y acabó muriendo asfixiada.

El cuerpo de la enfermera apareció el pasado 26 de septiembre en su domicilio, maniatado y con signos evidentes de violencia, después de que su hija y dos compañeras de la clínica en la que estaba empleada acudiesen allí, ya que ni había acudido a su trabajo ni respondía a las llamadas de teléfono.

Las habitaciones donde había sendas cajas fuertes aparecieron revueltas y los investigadores sospechan que Consol J. conocía su existencia pero que los asaltantes no lograron descubrirlas y únicamente pudieron hacerse con tres anillos.

De los cuatro detenidos, el matrimonio se ha limitado ante la magistrada del juzgado de instrucción número 2 de Girona a responder a las preguntas de su abogado, el hombre de Rubí se ha acogido a su derecho a no declarar y el de Lloret de Mar se ha ratificado en lo que ya afirmó en sede policial.

El letrado de la pareja de Girona, Sergio Noguero, ha explicado que recurrirá el auto de prisión y que el supuesto plan establecido ni aparece en ningún momento ni cree que se pueda demostrar.

Por su parte, la abogada de la acusación particular ejercida por la familia de la víctima, Maria Monguilod, ha asegurado que hay muchos indicios y contundentes contra los cuatro detenidos, que había ese plan premeditado y que la ideóloga era Consol J.