Los hechos por los que han sido juzgados ocurrieron entre principios del año pasado y el mes de agosto. Uno de los procesados, que se encuentra en prisión, ha reconocido ante el tribunal que se dedicó a la distribución de sustancias estupefacientes entre terceras personas.
En esta actividad también colaboraba el otro investigado, su suegro, quien permitía el almacenamiento de las anfetaminas y el MDMA en su domicilio aprovechando la relación familiar que los unía. El hombre era consciente de la naturaleza de las sustancias y del destino que les daba su yerno.
Agentes del Grupo I de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (UDYCO) de la Policía Nacional se hicieron cargo de la investigación y el 30 de agosto registraron el domicilio de uno de los sospechosos. Los funcionarios policiales se incautaron de numerosas bolsas con 4.000 pastillas de éxtasis y de MDMA que arrojaron un peso total de tres kilos y 300 gramos, cuyo valor en el mercado ilícito asciende a 111.000 euros.
Los agentes también intervinieron una plastificadora-envasadora, bolsas para plastificar, dos balanzas de precisión y una de cocina que eran utilizadas por uno de los acusados para el desarrollo de la actividad ilícita. Cuatro personas, entre ellas los dos enjuiciados, fueron detenidas en la denominada 'operación Klein' por su presunta relación con los hechos.
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En Son Banya venden drogas. A pesar de que llevan décadas vendiendo drogas allá, ningún político, juez o policía ha podido hacer nada.