La Policía, durante el operativo en Sant Jordi. | Laura Becerra

TW
14

Medio centenar de jóvenes fueron este domingo identificados y propuestos para sanción tras saltarse las medidas de seguridad COVID y participar de una fiesta en una casa de campo ubicada en la carretera Ma-5013, en Sant Jordi. Desde el viernes, la citada finca se convirtió en el punto neurálgico de la diversión, fiesta y desfase. Según fuentes policiales, el macrofestival arrancó el viernes y tenía previsto prolongarse hasta este lunes por la noche.

La policía acudió al juzgado de guardia para solicitar autorización judicial para entrar y desalojar a los participantes por motivos graves de salud. La magistrada de Instrucción 5, en funciones de guardia, denegó la entrada alegando que no se estaba cometiendo delito alguno. Por ese motivo, los agentes del Grupo Alazán de la Policía Nacional, Patrulla Verde (Policía Local) e inspectores del la Conselleria de Turisme decidieron aplicar un plan 'B'.

Los policías tomaron por completo el control de las dos rotondas que separan la Ma-5013, es decir, la carretera de Sant Jordi a s'Aranjassa. Una vez allí, con rotativos luminosos interceptaban y registraban todos aquellos vehículos que entraban o salían de la fiesta. También pusieron puntos estáticos de vigilancia en la puerta de acceso y tenían policías de paisano escondidos entre los arbustos. De esta manera, pese a la negativa de la jueza, consiguieron presionar a los organizadores que, finalmente, desistieron en seguir con su particular festival.

Noticias relacionadas

Durante horas, los jóvenes que estaban dentro de la fiesta trataron de escapar corriendo campo a través, pero uno tras otro fueron cayendo. Hasta un total de 50 sancionados a los que hay que sumar los de los días anteriores.

Por parte del Govern, se sancionó al organizador por fiesta ilegal COVID y Patrulla Verde (Policía Local), por obstaculizar la labor inspectora y otra por actividad clandestina. El perfil de los asistentes a la fiesta era muy similar. Jóvenes 'fiesteros' y consumidores de sustancias estupefacientes. De hecho, el desfase que llevaban algunos de los chicos interceptados, era mayúsculo.

Los agentes también han descubierto que el organizador de la fiesta es el mismo que, en diciembre de 2020, ya montó una en un chalet en la carretera vieja de Sineu donde los jóvenes asistentes saltaban por los tejados al llegar los vehículos policiales.

El método utilizado para la organización del evento es siempre el mismo. Un perfil de Instagram organiza la fiesta y por mensaje privado, unas horas antes de comenzar, indica la ubicación. El mismo día de la fiesta, el perfil desaparece y con ello todos los mensajes. El precio de la entrada era de 15 euros y con ese dinero la organización colocaba una pulsera de acceso a la fiesta. La bebida y las drogas se pagaban a parte. Los agentes también detectaron que, para evitar el control policial, los organizadores de la fiesta clandestina habían montado un sistema de transfer. Los chicos eran convocados por diferentes redes sociales. El punto de encuentro era un descampado de la zona de la Casa Blanca. Una vez allí, un vehículo de la organización acudía a por ellos y los introducía en el festival.