Al menos dos de las víctima mortales son civiles, mientras el resto de fallecidos son soldados, indicaron las autoridades en una actualización a última hora de la tarde. Entre los supervivientes, 17 de los cuales fueron ingresados en un hospital militar de la región, también se encuentran 4 civiles.
La nave, un C-130 Hércules de cuatro motores, realizaba la maniobra de aterrizaje en un aeródromo de la isla de Jolo cuando se pasó la pista y no pudo volver a coger altura alrededor de las 11.30 hora local (3.30 GMT) hasta estrellarse contra un campo cercano.
«Al perder la pista de aterrizaje (el avión) trato de recobrar la potencia, pero no tuvo éxito y sufrió un accidente», indicó el comandante general de las Fuerzas Aéreas de Filipinas, Cirilito Sobejana, en un comunicado en el que precisó que la aeronave partió de una base en Cagayán de Oro, en la isla de Mindanado.
Las autoridades también elevaron a 96 la lista de personas a bordo de la aeronave, incluidos 3 pilotos y 5 miembros de la tripulación, aunque no especificaron si parte de los heridos y muertos civiles fueron sorprendidos en la zona donde se produjo el accidente.
Tropas para combatir a yihadistas
En el interior del aparato viajaban soldados que en su mayoría acababan de graduarse e iban a ser desplegados en un batallón que combate contra varios grupos extremistas islámicos que se refugian en el remoto archipiélago de Jolo, en el suroeste de Filipinas.
Además de cinco vehículos militares.
El incidente causó una espesa nube de humo negro, conforme a los vídeos y fotografías publicadas en las redes sociales por testigos, mientras las llamas devoraban parte del aparato siniestrado.
Las autoridades desplegaron rápidamente un dispositivo de emergencia para buscar supervivientes y recuperar los cuerpos de los fallecidos entre los restos de la aeronave.
«Estamos haciendo todo lo que podemos para rescatar a los pasajeros» restantes, apuntó Sobejana.
Las autoridades han abierto una investigación para tratar de determinar las causas y motivos que han propiciado el siniestro.
Otro accidente del Ejército
El accidente vuelve a poner en el punto de mira al vetusto y pobremente mantenido arsenal del Ejército filipino, que generalmente adquiere aviones y helicópteros de segunda e incluso de tercera mano.
El C-130 accidentado fue entregado a principios de año a Filipinas mediante el acuerdo de asistencia militar que mantiene con Estados Unidos, quien operó la nave entre 1988 y 2016 y que pasó los últimos años en un hangar de una base estadounidense.
El senador filipino Gordon Richard cuestionó en Twitter el mantenimiento de los aparatos y reclamó una investigación urgente para abordar este incidente que pone en riesgo «la seguridad nacional».
«Debe haber un buen mantenimiento y entrenamiento continuo de nuestras tropas para evitar la pérdida de vidas, mano de obra y material», denunció el político.
Por su parte, el secretario de Defensa, Delfin Lorenzana, rechazó en un comunicado los comentarios que cuestionan las compras realizadas por el Ejército filipino y calificó de «sin sentido» las alegaciones de que se adquieren aparatos defectuosos.
A finales de junio, seis personas perdieron la vida al accidentarse un helicóptero S-70i Black Hawk durante una misión de entrenamiento cerca de la base militar aérea de Clark, en el norte de Manila. El helicóptero era uno de los 16 adquiridos en 2019 y entregados el pasado noviembre.
A raíz de este incidente, el secretario de Defensa ordenó dejar en tierra de manera temporal toda la flota de Black Hawk mientras se procedía a una revisión.
En enero, un helicóptero UH-1H utilizado en la guerra de Vietnam y que posteriormente fue renovado sufrió un accidente durante una misión de abastecimiento en el sur del país y que se saldó con ocho soldados fallecidos.
El gobierno se comprometió en 2018 a destinar más de 6.000 millones de dólares para actualizar el desfasado arsenal del Ejército.
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