La magistrada considera probado que el procesado, que se acogió a su derecho a no declarar en el juicio, el 19 de junio de 2018 en un establecimiento de Illetas rompió el candado de una de las neveras y se apoderó de 51 botellas de champán, valoradas por la propiedad en 2.000 euros. Meses más tarde, entre el 30 y el 31 de octubre, volvió a acudir al mismo beach club y repitió la acción. Se llevó otras 13 botellas de champán, pero también se hizo con tres de vino y distinto material informático.
Su actividad delictiva no acabaría ahí. Horas después accedió a un hotel de la zona que se encontraba parcialmente cerrado y se instaló en la habitación 702. Allí durmió hasta que fue descubierto por una empleada del establecimiento. Durante el juicio, celebrado semana atrás en una sala de lo Penal de Palma, se mostraron imágenes donde se pudo ver al procesado cometiendo los robos en el beach club. El mismo día de su detención, tras el episodio del hotel, la Guardia Civil le encontró herramientas que fueron utilizadas para conseguir su objetivo en el beach club. La jueza señala en la sentencia que el acusado no explicó en la vista la procedencia de dicho material «al acogerse a su derecho a no declarar». El procesado tendrá que abonar en concepto de responsabilidad civil 3.450 euros por los desperfectos y los objetos sustraídos en el beach club. Inicialmente la Fiscalía pedía para el hombre, que fue asistido por el abogado Pau Cruelles, cuatro años de cárcel.
6 comentarios
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Quines coses!!!
Raro, raro, raro.
Ya lo dice el refrán... el que duerme en el mismo colchón se vuelve de la misma condición....
Vaya chisperas que es ese letrado, como para que te defienda en un juicio, terminas en la cárcel seguro,