Son muy contadas las ocasiones en las que un periódico se ve superado por las circunstancias y no encuentra solución interna a sus problemas. Eso nos ocurrió a mediados de 1980, cuando empezamos a funcionar con ordenadores. Los antiguos talleres del diario estaban formados por magníficos trabajadores de la antigua escuela, la del plomo, las linotipias y los clichés, que debían adaptarse a las nuevas tecnologías. Fue un «hombre nuevo», alguien de fuera, quien en 1989 emprendió la tarea de la modernización. Ningún lector reparó entonces en el trabajo oscuro e intenso que realizamos los operarios y periodistas de esta casa de la mano de Joan Mata, el nuevo jefe de talleres. Su labor fue tan efectiva, que diez años después sería el responsable de planificar la nueva planta impresora del diario. Ese fue el cénit de su éxito profesional, que se cerró hace cuatro años con la jubilación.
Obituario
Querida CBR
Palma01/02/22 3:59
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