La denunciante relató que Martinelli le obligó a dejar su trabajo anterior en una galería de arte y le asignó un sueldo mensual de 8.000 euros, aproximadamente, y le pagaba el alquiler de un chalet en Miami. La mujer constituyó una empresa de consultoría legal y trabajó para el expresidente panameño. La exnovia del exmandatario ratificó las denuncias que interpuso en su día y contó que se sentía acosada. Manifestó que Martinelli era celoso, muy controlador, y le hizo perder una gran cantidad de contactos. El verano de 2020, cuando la mujer llegó al domicilio de unos familiares en el Pont d’Inca, observó en las inmediaciones a varios de los investigados en la presunta trama de espionaje. El servicio de Asuntos Internos de la Guardia Civil abrió una investigación tras tener conocimiento de las denuncias interpuestas por la expareja del presidente Panameño.
Trama
Los agentes averiguaron que cuatro guardias civiles, el dueño de una empresa de escoltas y un vigilante de seguridad se habían encargado de seguir a la mujer. Debían «protegerla» por encargo de Martinelli. La víctima detectó los seguimientos a los que estaba siendo sometida, que consistían incluso en la colocación de balizas y geolocalizadores en su coche. Tras descubrir lo que estaba pasando, y que en realidad no eran escoltas, acudió a la Policía Nacional, a la Guardia Civil y a los juzgados de Palma.
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