Agentes del FBI en el lugar del tiroteo. | CHENEY ORR

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El número de víctimas mortales del tiroteo masivo en un desfile del 4 de julio en Highland Park (Illinois) aumentó a siete, según confirmaron las autoridades locales a varios medios estadounidenses. La alcaldesa de Highland Park, Nancy Rotering, confirmó a la cadena CNN que una séptima víctima del ataque murió este martes, a pocos minutos de que dé comienzo una nueva rueda de prensa de las autoridades sobre el suceso. Poco antes, la policía de esta localidad situada al norte de Chicago reveló que el principal sospechoso de la masacre, un joven de 21 años, había pasado semanas planeando el tiroteo, y que se disfrazó con ropa de mujer para no levantar sospechas durante su huida. El joven fue detenido varias horas después del ataque, tras una breve persecución sin incidentes.

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En el tiroteo murieron siete personas y resultaron heridas 39, según los últimos datos actualizados de las autoridades sanitarias. El principal sospechoso, Robert Crimo, aún no ha sido acusado formalmente. Los investigadores han confirmado que compró el arma del tiroteo, un rifle de alto calibre, de manera legal, y que además tenía otras armas de fuego, que también compró legalmente.

El joven presuntamente se subió a una azotea cercana a un desfile por el Día de la Independencia en la pequeña localidad, cercana a Chicago, y disparó indiscriminadamente "más de 70 veces" contra la multitud, explicó este martes el subdirector del Departamento del Sheriff del condado de Lake, Christopher Covelli. Hace un mes, diecinueve niños y dos profesoras fallecieron por los disparos de un joven de 18 años que irrumpió en una escuela de primaria en Uvalde, en Texas, con un fusil semiautomático que había comprado legalmente. Tras el ataque de Uvalde y otro ocurrido en Buffalo (Nueva York), con 10 muertos, el Congreso de Estados Unidos aprobó en junio aumentar el control sobre las armas de fuego, con un acuerdo de mínimos entre demócratas y republicanos.