'Caso Cursach': 'El Ico' comparece ante el tribunal

El juicio termina por hoy. El lunes sigue la prueba testifical de la Fiscalía que termina la próxima semana.

A preguntas de una abogada defensora, 'El Ico' desliza que algunos policías le hacían controles de aforo y le dejaban meter cien personas más si les pagaba. «Mordiditas». Tampoco concreta quiénes. La declaración termina.

A preguntas de las defensas admite que no sabe qué pudo pasar con la tramitación administrativa de sus sanciones, si cumplía o no la normativa. «Lo único que he hecho en mi vida es vender droga».

El Ico dice que su local tenía mucho éxito: «Hacía fiestas de flamenco y cuando yo abrí en Palma no había nada igual». Tras el interrogatorio del fiscal queda claro que tuvo un precinto, no corrigió las deficiencias y por eso fue clausurado.

Insiste en que sufrió un «acoso terrible» y que le hicieron una sonometría.

'El Ico' dice que le cerraron el local y le pusieron un precinto. Que fue al Ajuntament y pagó 5.000 euros para levantarlo. «Venían estos municipales y me ponían controles en la puerta».

'El Ico' da una confusa explicación sobre la licencia que tenía el Cavalli. Dice que cerraba a las cinco porque era una discoteca.

Frase de 'El Ico': «Yo se de qué lado mastican las iguanas».

'El Ico' dice que no quiere responder porque está imputado por falso testimonio y le puede perjudicar. El tribunal le pregunta si conoce a las partes por el momento.

'El Ico' comparece por videoconferencia y arranca su declaración.

La testigo era clienta del bar sa Trobada, que ejerce la acusación particular. El dueño de este local le atribuía haberle alertado de una amenaza por parte de la Patrulla Verde. Sin embargo, la testigo dice que no sabe nada de eso y que nunca presención inspección alguna al establecimiento. No concuerda, por tanto, lo dicho por el dueño del local, uno de los empresarios que ejerce la acusación particular.

La sesión se detiene porque la próxima testigo estaba citada a las 11.45.

Interviene una agente de la Policía Local que intervino en campañas contra el botellón. Los agentes acompañaban a Emaya para levantar a turistas que consumían en la calle y limpiar. El fiscal pregunta si se hacían en zonas cercanas a locales de Cursach y si se favorecían a locales. La testigo dice que no. «Entiendo que se hacía en esa zona porque era donde había más gente. Si era para favorecer a unos, no lo sé».

El testigo insiste en su enfado con la investigación: "Vengo enfadado. Me siento engañado, al fiscal le dije lo que me había pasado y que no tengo pruebas".

El testigo muestra su enfado porque dice que en su declaración de instrucción hay cosas que no él no dijo y que algunos de sus compañeros se encararon con él. «Ahora desde luego no iría al juzgado». Explica que, cuatro días después de su declaración se encontró en su casillero parte del contenido de su declaración aunque la causa aún estaba bajo secreto.

Las defensas introducen la falta de control que había sobre las actas en el cuartel. El testigo admite que nadie controlaba el contenido del cesto en el que se dejaban y que luego iban al cuartel. Un informe interno de la policía concluyó que existía un descontrol claro sobre estos documentos.

El testigo niega haber sido perseguido. Dice que tuvo dos encontronazos con un mayor por asuntos administrativos y de ascensos.

Asegura que denució la desparación de actas a la jefatura y que no se investigó nada. Asegura que fueron siete las actas suyas a Cursach que no se tramitaron.

Dice que las actas que desaparecieron eran del Grupo Cursach: "Un día estaba de viaje y llamaron a un compañero y le llamaron a los pocos minutos para que quitara un acta del grupo Cursach. Las que me desaparecieron a mí eran todas del Grupo Cursach".

Dice que nunca vió quién hacía desaparecer las actas. Sin embargo, sospecha de uno de los acusados que ofrecía entradas a discotecas, sostiene. Admite que son «conjeturas».

El primer policía que declara señala que trabajó en Platja de Palma. Dice que detectó que desaparecían algunas de las actas de sanción que levantaba.

Arranca la sesión con una advertencia del Tribunal: «No vamos a dar más tiempo para buscar documentos». En las últimas sesiones ha habido múltiples parones para localizar vídeos o declaraciones que han retrasado mucho los interrogatorios.