El acusado (d), al inicio del juicio. | Alejandro Sepúlveda

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La autopsia a la víctima de Cales de Mallorca constató múltiples lesiones y fracturas en el cráneo, lo que se aleja de la versión que ofreció el acusado por la muerte del joven, que aseguró este lunes que sólo dio un único «golpe involuntario» a la víctima. La forense que practicó la autopsia ha declarado este martes en la que ha sido la segunda sesión del juicio por la muerte de un joven marroquí tras ser agredido en un parking de Cales de Mallorca (Manacor) en julio de 2021.

A consecuencia de la agresión la víctima entró en coma y murió cuatro meses más tarde en el hospital. La facultativa ha remarcado que, a nivel forense, se trata de un caso particular dado que la autopsia se realizó cuatro meses después de la agresión, un tiempo durante el que la víctima estuvo en coma en el hospital. El cuerpo presentaba ya los efectos de un ingreso hospitalario prolongado, como un bajo peso o atrofia muscular.

En cualquier caso, se apreciaban múltiples lesiones en cuatro zonas distintas de la cabeza y fracturas en varias áreas. Las lesiones evidencian «al menos dos impactos directos», uno de frente y otro de lado, «como mínimo». Estas lesiones no serían compatibles con un solo golpe involuntario, en opinión de la doctora. Un golpe de ese tipo podría justificar lesiones más superficiales, pero en este caso hay «multiplicidad» de golpes y el impacto requería «cierta energía».

El incidente tuvo lugar en julio de 2021, sobre las 00.45 horas, en un aparcamiento de Calas de Mallorca, donde el acusado, que sostiene que aquella noche había consumido alcohol y drogas, se encontró con la víctima, de 28 años, que iba con un amigo. La Fiscalía acusa al joven de 22 años de haber golpeado en la sien a la víctima derribándola y, una vez en el suelo, haberle pisoteado la cabeza con violencia. La víctima había sido pareja en el pasado de la mujer del acusado. La Fiscalía pide para él una pena de 12 años de prisión por un delito de homicidio y una indemnización de 168.000 euros para los padres del fallecido.

El abogado de la familia de la víctima, que califica los hechos alternativamente de asesinato, pide 22 años de cárcel -y 14 años en caso de que se considere un homicidio-, así como 210.000 euros de indemnizaciones para los padres y hermanos del fallecido. La defensa, por su parte, pide la absolución.

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Este martes también han declarado agentes de Policía que intervinieron en las diligencias. Uno de los datos que han aportado es que el acusado ya fue investigado en 2017, cuando era menor de edad, por un apuñalamiento a un vecino, según consta en sus antecedentes. Los agentes han explicado que el acusado era ya conocido por incidentes previos por algunos policías, que lo consideraban una persona agresiva. El acusado tiene decenas de antecedentes policiales como menor de edad y estuvo en la cárcel, donde precisamente coincidió con la víctima.

En la sesión de este martes han declarado también diferentes policías, del Cuerpo Nacional y de la Policía Local, que intervinieron en el incidente y la investigación posterior. Todos los agentes llegaron después de la agresión, cuando el supuesto agresor y sus acompañantes ya se habían marchado. Se entrevistaron con los testigos y el amigo de la víctima indicó que la discusión había comenzado por un problema de celos.

En su conversación con los agentes este testigo responsabilizó al acusado de la agresión, una incriminación que mantuvo este lunes en la primera sesión del juicio. Por otro lado, otro testigo, que no vio la agresión, ha señalado que el acusado estaba «muy exaltado» y que parecía «que había tomado algo». Por otro lado, varios de los agentes han señalado que vieron a la víctima desplomada en el suelo, pero otros han apuntado que hubo ratos en los que estuvo incorporado y consciente, aunque «muy desorientado» y con la cara hinchada y lesiones notables.

El joven fue atendido 'in situ' por una ambulancia básica del 061. Los sanitarios, tras valorar al paciente, llamaron a una UVI móvil, que trasladó al herido al Hospital Son Espases. Paralelamente, los agentes han confirmado que cuando el acusado se entregó en una comisaría --acompañado de un abogado-- ya le tenían plenamente identificado y llevaban seis días buscándole. Según los policías, desde su entorno familiar se habían mostrado poco colaborativos con las autoridades.

En la primera sesión del juicio, este lunes, el acusado reconoció haber propinado un único «golpe involuntario» a la víctima, pero negó haber continuado con la agresión cuando el perjudicado cayó inconsciente al suelo. Aseguró que fue su tío quien se enzarzó en una pelea con la víctima y su amigo, y que él se limitó a intentar separarles. Además, el procesado aseguró que no sabía que el joven al que golpeó había sido pareja de su mujer en el pasado. «Desconocía totalmente que hubieran tenido algo», mantuvo. Con todo, su mujer admitió que, antes de este incidente, a su esposo le habían llegado «rumores» en el pueblo sobre esa relación previa.