El capitán del Servicio Marítimo de la Guardia Civil, Francisco Córdoba. | ALEX SEPULVEDA

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«Hace un tiempo tuvimos que proceder a la detención de dos jóvenes por quedarse dos fardos de droga que estaban flotando en el mar en la costa mallorquina. Al final, acabaron en los calabozos acusados de un delito contra la salud pública y fueron procesados. El mensaje es claro, si alguien encuentra un fardo de droga y se lo queda, acabará entre rejas». Así de claro y rotundo es el mensaje que lanza el máximo responsable del Servicio Marítimo de la Guardia Civil de Balears, el capitán Francisco Córdoba.

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«Es muy importante que los ciudadanos tenga muy claro que nada más avistar un fardo de droga lo primero que tienen que hacer es llamar a los teléfonos 062 (Guardia Civil) o al 112 e informar del hallazgo. Es muy importante llamar primero y luego cogerlo. En caso contrario si una patrulla los intercepta no podrán alegar que lo habían cogido para devolverlo», añade el capitán. En referencia a la operación contra la narcolancha interceptada en Cala Gran, el capitán Córdoba lo tiene muy claro: «Se trata de una gran actuación por parte de la Guardia Civil en la que la coordinación entre las patrullas de tierra, el helicóptero (Cuco) y las embarcaciones fue perfecta. Todo funcionó de forma correcta y no hubo errores», señala.

«Las narcolanchas llegaron con dos motores fueraborda de 300 cv., pero no contaban que nuestras patrulleras rápidas tienen motores de 1.350 cv. y no tuvieron más remedio que lanzar los fardos al agua. Los narcotraficantes, procedentes del norte de África suelen hacer el trayecto de madrugada y la duración suele ser bastante rápido y en unas 5 horas alcanzan la costa balear. Todo lo contrario que las pateras que para cubrir ese mismo trayecto necesitan unas 18 horas», concluye el capitán.