Los dos acusados, este martes, durante la segunda y última sesión del juicio por la muerte del cineasta holandés de Son Banya. | J.P.M.

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El juicio contra los dos acusados del crimen del cineasta holandés Wouter van Luijn en Son Banya en el verano de 2018 quedó visto para sentencia este martes. En una jornada marcada por la declaración de los forenses y los peritos de parte, los primeros desvincularon la muerte del artista con los golpes recibidos. «Creemos que sin el aneurisma que tenía no se hubiera producido la muerte», declaró una de las funcionarias que realizaron la autopsia. Los dos imputados se acogieron a su derecho a no declarar.

La Fiscalía en el trámite de conclusiones rebajó de los ocho años iniciales a siete y medio su petición de prisión para el único imputado por la acusación pública. Sostiene que el joven, que se encuentra preso por un tema de drogas, es el autor de un robo con violencia, con el agravante de reincidencia, y homicidio imprudente.

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Durante la segunda y última sesión de la vista celebrada en un juzgado de lo Penal de Palma, un residente del poblado chabolista explicó a la jueza que vio a los dos procesados cerca del holandés cuando este yacía en el suelo. «Me avisaron de que él -señalando con el dedo a uno de los acusados- le había pegado a un payo. Cuando yo llegué el hombre estaba morado en el suelo y ellos dos por allí al lado», explicó.

Las forenses sostuvieron en su declaración, remitiéndose al informe realizado en su día, que van Luijn no presentaba heridas internas en la cabeza como consecuencia de los presuntos golpes recibidos. Y sí un aneurisma, lo que a su juicio provocó su fallecimiento. «No había lesiones en el cerebro por los golpes y sí una hemorragia muy abundante», apuntaron. Asmismo, a preguntas del abogado del principal acusado, Gaspar Oliver, afirmaron que «sin el aneurisma no se hubiera producido la muerte». Esta tesis fue rechazada por dos peritos de parte, uno de ellos llegado desde los Países Bajos, presentados por la acusación particular.

En la sesión del lunes, el hombre que acompañó al cineasta holandés al poblado chabolista desde Palmanova en taxi explicó a la jueza que había bebido mucho esa noche pero que recordaba que cuando llegaron «dos o tres chicos vinieron a pegarnos y al holandés no paraban de darle puñetazos», dijo a través de videoconferencia.