El agresor fue detenido por el padre de la menor, un agente de la Policía Local que estaba fuera de servicio. | ALEX SEPULVEDA

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Un hombre que intentó llevarse a una niña a la fuerza en Palma ha sido condenado a cinco años y medio de cárcel. «Es mía», dijo el asaltante a la madre de la pequeña. El acusado dio un puñetazo y mordió al padre de la menor, un policía fuera de servicio, y horas antes abusó de una joven frente a una farmacia de la calle Aragón.

Los hechos se remontan a las 11.00 horas del pasado 30 de junio. El hombre se acercó a una joven que iba a entrar en una farmacia y con una mano le agarró con fuerza el glúteo izquierdo y con la otra la cogió del brazo y la empujó hacia él. La víctima comenzó a gritar y tras zafarse se refugió en el interior del establecimiento. La mujer describió al agresor, que se dio a la fuga, como «un hombre de color muy grande», según indica la sentencia del juzgado de lo Penal 4.

Alrededor de las 17.00 horas del mismo día, el enjuiciado se aproximó a una niña de siete años que iba con su madre, quien estaba llamando al telefonillo de la vivienda de una amiga situada en la calle Garlanda. El hombre agarró del brazo a la menor y dijo: «Es mía». La mujer inició un forcejeó con el acusado, que no soltaba a su hija, hasta que las víctimas consiguieron entrar en el portal del edificio y cerrar la puerta.

El hombre intentó abrirla, pero no pudo. La madre de la niña llamó a su marido, que es policía local, y le contó lo sucedido desde el interior del edificio. El agente, que se encontraba fuera de servicio, acudió enseguida y vio al acusado muy alterado, increpando a las personas que estaban en la parada del autobús. A continuación, se acercó a él y se identificó diciéndole en varias ocasiones que era policía y le pidió que se tranquilizara.

El delincuente, sin embargo, le propinó un puñetazo en el rostro y le dio un cabezazo en el labio. El agente finalmente pudo inmovilizarlo y reducirlo, pero el individuo le dio un mordisco en la oreja. «Solo son mujeres, no pasa nada, son mujeres», le decía al policía y padre de la niña de siete años. Otros agentes, tras la llamada solicitando código rojo, acudieron al lugar y entre todos lo detuvieron. La sentencia recoge que el día de los hechos el acusado, que se encuentra en prisión desde entonces, sufrió un episodio de alteración de la conducta que requirió su posterior traslado al hospital Son Espases y su ingreso en la unidad de Psiquiatría.

Causó «temor y desesperación» en la menor y su madre

El comportamiento del acusado, según recoge la sentencia, «fue muy violento, profundamente agresivo y cometió un devastador ataque a la libertad, a la seguridad y a la indemnidad sexual». La conducta del hombre causó «temor, zozobra, incertidumbre y desesperación anímicos en la menor y en su madre».