La acusada, este miércoles, en el juicio en la Sección Segunda de la Audiencia de Palma. | ALEJANDRO SEPÚLVEDA

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«¿Reconoce usted que en el domicilio familiar de Manacor obligó a sus hijos, de 14 y 4 años, a consumir benzodiacepinas con la excusa de que eran pastillas para los huesos con intención de darles muerte», ha preguntado el fiscal Adrián Massanet. «Sí», ha respondido la acusada, vestida con un chándal verde de Winnie the Pooh.

La mujer que envenenó a sus dos hijos ha reconocido este miércoles entre sollozos en el juicio en la Audiencia de Palma que intentó matarlos y ha admitido, finalmente, una condena de 16 años de cárcel por un delito de homicidio en grado de tentativa y otro de lesiones. La declaración de la acusada, defendida por la abogada Belén Porcel, ha sido muy breve pero en el turno de la última palabra se ha explayado entre lágrimas.

«Lo siento mucho por lo que hice a mis hijos, que es lo que más amo. Un techo que no tenía para mis hijos me hizo cometer esa gran atrocidad, no quería irme con mis hijos a la calle, no quería escuchar más insultos para mis niños. En vez de protegerlos les hice daño. Mi condena va a ser estar lejos de ellos. Mi corazón está destrozado porque nunca quise separarme de mis hijos. Nunca quise hacerles esto, pero la situación era tan mala que no quería que estuvieran sufriendo tanto...», ha relatado.

El jefe del Grupo de Homicidios de la Policía Nacional ha explicado que la mujer confesó a su expareja, con quien todavía convivía, que había envenenado a los niños.

La adolescente de 14 años relató a los investigadores que su madre la intentó asfixiar y que después se quedó dormida y se despertó con su progenitora encima intentando practicarle un 'mataleón'. A continuación, se fueron al salón, cenaron y la acusada se dirigió a la habitación de su expareja para decirle que los había envenanado.

Los agentes realizaron un registro en la vivienda y encontraron una caja de matarratas, así como bastantes medicamentos como benzodiacepinas. La policía científica tomó muestras de los espaguetis que tomaron las víctimas a la hora de cenar, pero tras analizarlos no detectaron presencia de raticida.

El exnovio de la mujer ha comentado en el juicio celebrado en la Sección Segunda que llamó a su habitación y le dijo:"He hecho una locura, me envenené con mis niños".

«¿Usted reclama alguna indemnización que le pueda corresponder por los daños ocasionados en su hijo», han preguntado al exnovio.

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«No. Yo lo que quiero es no tener que verla...», ha respondido.

La declaración que hizo la adolescente en el juzgado de Instrucción se ha reproducido este miércoles en el juicio. La menor señaló que su madre le dio dos pastillas, una rosa y una blanca, y ella le preguntó para qué eran. La acusada le dijo que para el dolor de los músculos.

«Yo tenía problemas por el judo y le creí». La mujer, cabizbaja y con la capucha del chándal puesta, ha llorado mientras ha escuchado el relato de su hija. Una médica forense ha explicado que las dosis de medicamentos encontradas en ambos menores eran muy bajas y que no estaban consideradas como letales.

Los hechos tuvieron lugar sobre la una de la madrugada del pasado 27 de mayo en la vivienda familiar situada en la calle Pare Andreu Fernández de la localidad. La mujer obligó a sus dos hijos a consumir benzodiacepinas diciéndoles que eran pastillas para los huesos.

Las víctimas se quedaron dormidas hasta la una de la madrugada del 28 de mayo, indica el relato del Ministerio Público. La acusada trató de asfixiar a su hija en dos ocasiones mientras dormía. Primero con los dedos de la mano derecha hizo pinza sobre su nariz y con la izquierda le tapó la boca. La segunda vez colocó a la adolescente sobre ella y le oprimió el cuello con sus brazos.

La niña se despertó a consecuencia de las agresiones y pudo zafarse en ambas ocasiones debido a su complexión fuerte y sus conocimientos de judo. La mujer despertó a su expareja y padre del niño de 4 años, con quien todavía convivía, y le confesó que había envenenado a sus dos hijos con matarratas y que después había ingerido salfumán.

El hombre llamó al 061 y los tres fueron trasladados al hospital de Manacor y después a Son Espases. Los primeros en llegar a la casa fueron los agentes de la Policía Local de Manacor, que pidieron después ayuda a sus compañeros de la Policía Nacional. Los investigadores encontraron en el domicilio varios medicamentos como tranquilizantes y una caja de raticida en la que faltaba la mitad del producto.

La mujer y los dos niños fueron trasladados de manera urgente hasta el hospital Son Espases, donde le realizaron una serie de análisis que dieron positivo en benzodiacepinas. Los menores recibieron el alta en el hospital tres días después.

Los policías que se hicieron cargo de la investigación averiguaron que la mujer habría suministrado tranquilizantes a sus hijos el viernes anterior, lo que provocó que se quedaran profundamente dormidos. Los dos menores, según sostiene la Fiscalía, sufrieron intoxicación medicamentosa.