Imagen de archivo de dos policías nacionales en la capital balear. | Julio Bastida

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Un acto de bondad que acabó mal. La Policía Nacional detuvo la tarde del lunes a un hombre, de nacionalidad española, que se atrincheró en un piso en Palma en el que el propietario, que cuenta con una importante discapacidad, le había dejado quedarse unos días. Al procesado se le imputa un delito de coacciones y un atentado, ya que un agente resultó herido al intentar que el sospechoso abriera la puerta.

El suceso, tal y como detallan fuentes judiciales, tuvieron lugar minutos antes de las 14.00 horas en un inmueble de la barriada de Son Gotleu. Una amiga del dueño del piso le pidió un favor. Tenía un conocido que se había quedado en la calle y necesitaba un sitio donde dormir. Se quedaría sólo unos días y se marcharía. El propietario accedió. Este lunes, harto de que no se marchara del inmueble, le dijo el inquilino que se tenía que ir de allí y este reaccionó de la peor manera posible. No sólo no lo hizo sino que envolvió a la víctima con un edredón y lo sacó de casa. También le arrebató el móvil.

El dueño del piso acudió a una vecina para explicarle lo que había sucedido y que avisara a la Policía Nacional. Una patrulla se desplazó al lugar indicado e intentó acceder al piso. El sospechoso había colocado una cama y un sofá detrás de la puerta. Los intentos de los agentes fracasaron. «Aquí no vais a entrar» no paraba de repetir el varón. Minutos más tarde, y tras acometidas de los funcionarios a la entrada, el hombre, que tomó conciencia de lo que estaba sucediendo, y abrió al puerta. Uno de los policías resultó herido en la cara.