El Jefe Superior de la Policía Nacional, José Luis Santafé, acompañado por el jefe de la Policía Local, Guillem Mascaró, y otro agente, pidieron silencio -en español, inglés y francés- a los curiosos, turistas y vecinos, que se agolparon este jueves por la tarde en la arena de la playa y en las inmediaciones del restaurante Medusa Beach Club, situado en la calle Cartago, en primera línea de la Playa de Palma.
El silencio era necesario para que los bomberos pudieran escuchar las voces y los gritos de posibles supervivientes del derrumbe de la terraza del local.
La zona, epicentro del turismo de Mallorca, enmudeció de repente como si alguien hubiera pulsado el botón de silenciar el sonido en el mando de la televisión. En la primera línea de playa, una zona repleta de bares de copas, discotecas y souvenirs, solo se oían las olas del mar rompiendo en la arena. La fiesta se había acabado a las ocho y cuarto de la tarde.
Las mismas olas que sorteó Abdoulaye Diop, senegalés de 44 años, junto a un amigo, para salvar la vida a un turista con dificultades para regresar a la orilla a finales de 2017. Abdoulaye, portero de la discoteca Black Magic, es una de las víctimas de colapso de la terraza del local. Había salido del gimnasio y estaba tomando un café.
El despliegue de los servicios de emergencias llamó la atención de algunos turistas ebrios que fueron bloqueados y algunos incluso placados por los policías tras atravesar el cordón con enormes dificultades para mantenerse en pie.
El silencio de la Playa de Palma tras el derrumbe solo se interrumpía por los llantos de los familiares o amigos de algunas de las víctimas. Un hombre corpulento, que llevaba una gorra hacia atrás y vestía una camiseta de la selección senegalesa con el nombre de Sané a la espalda, se desplomó cuando le comunicaron que uno de los fallecidos era su amigo Abdoulaye.
Los familiares de uno de los heridos se acercaron a la zona porque desconocían su estado hasta que el policía local de Palma Jaime Garau les informó que había sobrevivido de milagro. La víctima del derrumbe estaba en tomando algo en la terraza del primer piso del local cuando se desplomó y tuvo la suerte de que, al caer, se formó una cavidad entre dos losas. Su brazo quedó atrapado entre los cascotes, pero los bomberos consiguieron rescatarlo tras oír sus gritos de auxilio.
Los familiares del perjudicado, que minutos antes se encontraban en un estado de gran nerviosismo, celebraron la noticia que les trasladó el policía de la Unidad de Intervención Inmediata (UII) y se abrazaron envueltos por los cámaras de televisión y los fotógrafos.
El día en que la noche en la que la Playa de Palma enmudeció por el derrumbe de la terraza de un restaurante de primera línea, ubicado en una de las zonas más turísticas de Mallorca, sólo se oían las olas. El silencio, el mar y el llanto...
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Eso solo demuestra que mallorca es un paraiso sin gente y todos los ruidos que producen