Los participantes en la reyerta se insultaron mutuamente, intercambiaron puñetazos, patadas y empujones, además de lanzarse una silla y una mesa del establecimiento. Antes, vecinos del barrio habían llamado a la Policía Nacional con la intención de alertar que un gran grupo de menores de origen subsahariano iba por la calle encapuchados y en posesión de armas blancas.
Una vez finalizada la batalla campal, el grupo de alrededor de cuarenta menores huyó en estampida corriendo a toda velocidad mientras eran increpados y grabados con su teléfono móvil por parte de varios vecinos del barrio.
Los agentes se desplazaron hasta el lugar indicados por los ciudadanos, pero a su llegada los protagonistas se habían dispersado apoyados por efectivos de la Policía Local de Palma. Por el momento, no constan denuncias penales por el suceso que esta siendo investigado en estos momentos por las autoridades.
Una clienta habitual de un bar muy cercano explicó ayer mediodía a este periódico que «los africanos han dicho que van a volver y que esto no quedará así. cualquier día va a pasar una desgracia. Tenemos hijos, tenemos padres que pasan cada día cerca de este lugar. Allí siempre hay follones. En ese bar se vende droga y el dueño no pone remedio». Preguntado por los hechos sucedidos ayer por la noche, el dependiente de una panadería situada a pocos metros del lugar de la reyerta tiró de ironía al afirmar que este tipo de situaciones son «como las subidas de impuestos: suceden continuamente».