Tranquilidad en el bar este viernes por la tarde. | Pere Bota

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Ca’n Toniet es un típico bar de barrio español. Castizo y diminuto, con taburetes negros, banderines y una siempre presente máquina tragaperras al lado de una televisión que muestra cómo Dani Olmo acaba de marcar para España el primer gol de los cuartos de final de la Eurocopa contra Alemania. Serafín no parece estar muy interesado en el partido. El dueño del establecimiento da su versión acerca de la batalla campal que sucedió en el establecimiento el pasado jueves poco antes de las 11 de la noche.

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«La pelea no empezó aquí. Según me han contado, un cliente habitual del bar que tendrá unos 45 años llamó la atención de un grupo de chavales que estaban haciendo mucho ruido en la pista de fútbol sala que hay aquí al lado. Los chicos se cabrearon y empezaron a perseguirlo hasta que llegó aquí y se refugió dentro. Ninguno de los que iban a por él pudo entrar porque cerramos la puerta».

El camarero continúa narrando cómo «en la terraza había gente cenando que pidió al grupo que parara, pero ellos empezaron a gritar. Había varios amigos de esta persona que fueron los que se enfrentaron a los chicos y es cuando empezaron a lanzarse sillas y mesas. Yo llamé de inmediato a la Policía que tardó muy poco en llegar pero cuando lo hicieron los chicos ya se habían marchado. La pelea duró nada, tres minutos, lo que yo creo es que primero un grupo perseguía a este hombre y luego se unió otro más numeroso que es el que estaba jugando en la pista».

Una mujer de unos 40 años que se encontraba en el bar mientras entrevistamos al dueño interrumpe la conversación para explicar: «Vivo justo enfrente y cuando oí mucho ruido me asomé y vi todo lo que pasó. Tengo un hijo de dos años de edad y no le dejé que viera lo que estaba pasando. Dos personas diferentes que no se conocen entre sí me han dicho que estos chicos viven en Son Gotleu y vienen a menudo a jugar a fútbol a la pista», de hecho, interrumpe Serafín, «cuentan que acaparan la pista y no dejan que nadie juegue allí».

Este viernes por la tarde la terraza donde se produjeron los hechos respiraba tranquilidad y solo unos pocos vecinos, al calor del mes de julio, tomaban algo en un bar que un cliente definió hace un año en las reseñas de Google como un establecimiento donde «por una cerveza te ves en mitad de una pelea... día sí y día no».