Integrantes de una familia gitana tratando de agredir a un vigilante. | R.S.

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Nuevo episodio de violencia extrema contra el personal de seguridad en el hospital de Son Espases. Los hechos sucedieron el pasado viernes cuando un vigilante que se encontraba realizando su ronda habitual detectó a un hombre, tendido en el suelo entre los matorrales convulsionando. Rápidamente, solicitó ayuda a sus compañeros a través de la emisora y al personal médico. Con suma celeridad llegaron dos vigilantes más para tratar de auxiliar al hombre.

La persona estaba en el suelo, pero al ver que se acercaban hasta su posición se levantó de forma sorpresiva y totalmente fuera de control comenzó a gritar. El hombre es un conocido toxicómano que se encontraba muy alterado y violento a la vez que no paraba de decir que le habían agredido. En cuestión de segundos llegó un familiar de éste y a partir de ese instante todo cambió. Los dos varones comenzaron a increpar a los responsables de seguridad hasta que uno de ellos le propinó un puñetazo a uno de los vigilantes provocando lesiones de consideración y la pérdida de una pieza dental.

Ambos varones son integrantes de una conocida familia gitana que durante toda la semana pasada campaban a sus anchas por el centro hospitalario ocupando pasillos, salones y zonas no autorizadas contando para ello con la autorización del director de seguridad y de la gerencia. Según denuncian fuentes próximas al caso, durante y después de la agresión, el toxicómano no cesaba de amenazar a los profesionales actuantes: «Os vais a enterar. Voy a llamar a vuestro jefe y os van a echar a la calle». Es más, dicha persona disponía del nombre, apellido y teléfono del director de seguridad del hospital.

Una usuaria grabó parte de la escena y dicho vídeo ya obra en poder de la Policía Nacional. La víctima ha interpuesto una denuncia penal contra su agresor aportando el correspondiente parte médico. Desde los sindicatos y vigilantes del servicio se denuncia la falta de apoyo y colaboración por parte de la dirección y gerencia. «Dijeron públicamente que todo el mundo iba a ser tratado por igual y a las primeras de cambio tenemos a 30 gitanos dentro de un pasillo con hornillos y ventiladores traídos de casa y colchones tirados en el suelo. Hacen lo que quieren y cuando nos disponemos a actuar nos dicen que tienen permiso de la dirección de seguridad», apuntan.

Por otra parte, el equipo de seguridad no descarta solicitar una reunión con el inspector, jefe de Seguridad Privada de la Policía Nacional y con la consellera de Salut del Govern, al margen de la empresa concesionaria para explicar las «lamentables condiciones y falta de apoyo» que están padeciendo. Del mismo modo, ya se está ultimando una denuncia colectiva contra los responsables de la empresa y el director de seguridad por dejadez de funciones. Por el momento y para evitar represalias por parte de la empresa se está llevando el caso con el máximo sigilo. Más del 90 por ciento de la plantilla condena las agresiones y solicitan mayor apoyo en sus actuaciones.