Pau Rigo, en el centro, junto a sus abogados en el juicio. | M. À. Cañellas

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I did it my way
Regrets, I've had a few
But then again, too few to mention
I did what I had to do
And saw it through without exemption.

[Lo hice a mi manera
Arrepentimientos, he tenido unos pocos
Pero igualmente, muy pocos para mencionarlos
Hice lo que tenía que hacer
Y lo hice sin ninguna excepción].

Un músico callejero interpretaba con un clarinete My way, de Frank Sinatra, cuando Pau Rigo, de 84 años, salía de la cafetería del CaixaForum de Palma, este jueves a las 12.45 horas, acompañado de sus abogados, Eduardo Valdivia Santandreu y Eduardo Valdivia Font. El juicio con jurado contra el octogenario por matar a un ladrón que entró a robar en su casa de Porreres la mañana del 24 de febrero de 2018 ha empezado este mediodía. Rigo, que se enfrenta a una petición de la Fiscalía de cuatro años de cárcel por homicidio, se ha sentado en una butaca detrás de sus dos letrados.

Los otros tres acusados de participar en el asalto, Marcos Rotger, José Antonio Sánchez, conocido como 'Pep Merda', y Fredy Escobar, hermano del fallecido, se han sentado en el banquillo. Los dos primeros se encuentran en prisión cumpliendo casi cinco años de prisión cada uno por el primer atraco en el domicilio del anciano. El hermano gemelo de la víctima fue absuelto de aquellos hechos.

El secretario judicial ha leído los escritos de acusación de cada una de las partes. La fiscal Raquel Solano estaba de guardia en el juzgado de Manacor cuando sucedieron los hechos. Tomó declaración a los cuatro acusados, estuvo en la finca de Pau Rigo en Porreres, vio la autopsia de Mauricio Escobar, de 25 años, y se entrevistó con los agentes de la Unidad de Criminalística de la Guardia Civil.

«Me pude hacer una idea de lo que ocurrió», ha comentado al jurado popular la representante de Ministerio Público. «Mi tesis es que hubo cuatro personas que tenían la intención de entrar a robar. De esas cuatro, José Antonio conocía a Pau y sabía que se dedicaba al negocio de las tragaperras y lo había vendido. Sabía que, probablemente, tendría dinero en su casa», ha explicado Solano.

José Antonio propuso el robo a los otros tres acusados. «Querían robar e intimidar. Iban con pasamontañas y dos patas de cabra, eran dos personas que sabían que con eso iban a intimidar. Necesitaban las patas de cabra para abrir la caja fuerte», ha recordado la fiscal. «En el momento en que entran en el domicilio ocurren circunstancias que no estaban previstas. No tenían previsto que Pau tuviera un arma cargada. No voy a entrar en moralidades de qué es lo que haríamos cada uno en una situación así».

La representante del Ministerio Público ha asegurado que no se quiere basar en lo que todo el mundo haría, sino en lo que dice el Código Penal de lo que se puede o no se puede hacer. «Pau estaba intimidado, pero sabía que tenía un arma de fuego cargada». Para la fiscal «había otros modos de proceder antes que disparar de la forma en que lo hizo. Había una alarma, Pau y su mujer podrían haber salido por la puerta... Pau aprovechó que los dos hermanos estaban cogiendo el botín y dijo: 'De esto ya me encargo yo'. Y se encargó». Solano ha añadido que los ladrones no lo hicieron bien, pero Pau Rigo tampoco.

Minutos antes de que el octogenario accediera al Tribunal Superior de Justicia de les Illes Balears, un motorista se ha detenido y ha preguntado a los periodistas apostados en la puerta del edificio judicial a quién esperaban:

-¿Quién tiene que venir?

-Pau Rigo, el anciano que mató al ladrón que entró a robar en su casa de Porreres.

-Bien que hizo.