¿Qué sucedió aquel día 2 de agosto de 2022 en la celda que ocupaba en el Módulo 14 el interno Francisco Belmonte Ferrer, de 52 años? En un primer momento, el cuerpo sin vida del reo apareció con una jeringuilla clavada y con numerosas incisiones puntiformes en diferentes zonas de las manos y brazos. Todo hacía presagiar que se trataba de una sobredosis. De hecho, la primera autopsia apuntaba en ese sentido, pero cuando llegaron los informe del Instituto Nacional de Toxicología, no se encontraron rastros de tóxicos en el organismo.
«Llevamos dos años y medio pidiendo justicia para Francisco y no vamos a parar. Hay que hablar claro y con los papeles en la mano. En el tanatorio conseguimos ver a mi hermano y estaba lleno de golpes, heridas y contusiones. Esas lesiones no se correspondían con la versión oficial facilitada por el centro penitenciario de Palma», apunta Josefa Belmonte, hermana del fallecido.
«Mi hermano no era un santo y estaba cumpliendo condena. Es cierto que había tenido problemas con las drogas y no lo vamos a ocultar. Pero en las cámaras de seguridad se puede observa a mi hermano sin golpes entrar en la celda y discutiendo con un funcionario con el que llevaba mucho tiempo denunciando por su comportamiento». En las fotografías (que muestra a este periódico y que no se pueden publicar por su contenido sensible) se aprecia el cadáver hallado en la celda complemente destrozado y ensangrentado.
«La Audiencia de Palma ordenó una segunda autopsia. Se descongeló un trozo de carne y se se envió a Madrid y después esas muestras fueron a Barcelona. La misma no son concluyentes porque dicen que por error se rompió la cadena de custodia y se pudrieron las muestras. Ahora, estamos a la espera de una tercera autopsia», señala Josefa.
Según informan los familiares, el domingo antes de morir Francisco, contó a su entorno que le habían introducido a la fuerza en un cuartito, le quitaron la ropa con la intención de pegarle. En ese momento, ya les advirtió que no era la primera vez que denunciaba a un funcionario y los condenaban. Acto seguido, le dejaron tranquilo. De momento. «Dos años antes, denunció a dos funcionarios por una agresión en esa misma cárcel y los condenaron», señalan.
«No vamos a parar. Las personas que mataron a mi hermano pagarán por lo he le hicieron y lucharemos para evitar que le hagan eso mismo a otros», concluyen.La primera forense que hizo la primera autopsia, según los familiares, contactó con ellos y les pidió perdón por la tardanza en hacer la autopsia y ya no está en Palma. Y el director de la cárcel de aquel momento, fue sustituido meses después y destinado a otro centro de menor categoría.
1 comentario
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Luego dicen que la justicia es igual para todos. 2 años y todavía no hay una autopsia que diga claramente de qué murió este hombre? Vamos...