Ambas mujeres se acusan mutuamente de haber iniciado una guerra imposible de parar en la calle General Ricardo Ortega | Youtube Ultima Hora - Isaac Hernández Rubio

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Dos comerciantes de Palma iniciaron una guerra que varios años después todavía no ha dado tregua. Este conflicto se inició cuando Ligia, más conocida como Lili, regentó un locutorio en la calle General Ricardo Ortega, justo al lado de una pizzería. Lo que no sabía es que se ahí daría inicio su peor pesadilla que la dejaría con miedo de salir a la calle. «Abrí el negocio con mi marido para trabajar y ahora tengo miedo de salir a la calle, dependo de la gente», manifiesta la vendedora.

La situación fue empeorando a lo largo de los meses hasta que una fatídica noche, Lili terminaría en el hospital tras una acalorada discusión, que le dejó tirada encima de unas motos estacionadas frente a su local. La perjudicada, asegura que la otra parte lo tenía todo calculado. «Lo traían todo premeditado. La hija de la dueña de la pizzería ya vino grabando», comenta la comerciante, que ha preguntado a sí misma si «¿Estamos en Latinoamérica? No es suficiente la violencia que vemos en la televisión, que yo ya la vivo en primera persona», expresa la afectada.

Asimismo, la propietaria del locutorio añade que el restaurante no sirve pizzas. «No venden pizzas, venden alcohol y otras cosas más. No pueden cocinar porque tienen la cocina precintada. Una patrulla verde vino a mi local y comprobó la cantidad de aceite que entraba por mi baño», explica Lili, que a su vez ha dejado claro que seguirá denunciando a pesar de las posibles consecuencias. «Yo voy a seguir poniendo denuncias, me da igual que luego me asesten una puñalada, porque es lo mínimo que me espero», añade la mujer.

Finalmente, la perjudicada relata que se encuentra recuperándose de las lesiones sufridas aquella noche, en la que terminó siendo trasladada en ambulancia hasta un centro hospitalario. «Voy recuperándome bajo el tratamiento de los médicos». Así mismo, la comerciante ha querido lanzar un mensaje al alcalde de la ciudad: «Hago un llamamiento al alcalde para que vea las noticias, porque es muy importante. Yo sé que él ya está trabajando para arreglar la situación», concluye.

La otra cara

Magali, la otra cara de la moneda y dueña de la pizzería, ha dado también su versión de esta problemática que le ha dejado con un juicio pendiente con la otra denunciante. «Este enfrentamiento llega cuando ellos cogieron el local de al lado hace dos años y fueron diciendo que me quedaba muy poco tiempo para cerrar. Ella vino con intenciones de cerrarme el local», manifiesta la restauradora.

Por su parte, también ha recordado la noche en la que la gota colmó el vaso. «Ellos ya habían cerrado y dos amigos míos salieron de mi local y cuando llegaron a la altura del locutorio, el marido de ella, que estaba con otro hombre señaló a uno de mis amigos acusándole de haber intentado agredir a su hija. En ese momento, se inició una discusión en la que ella me golpeó dos veces en la cara con las llaves, por lo que le dije a mi hija que viniera grabando por lo que pudiera ocurrir», explica la otra perjudicada.

Asimismo, ha añadido: «Van diciendo que la empujé, cuando no es así, ella retrocedió e incluso se acomodó para caer sobre las motos que estaban aparcadas. Tenemos un juicio pendiente y pienso ir con la verdad. Estoy muy nerviosa por esta situación», concluye la hostelera.