Las 47 personas que se encontraban a bordo del autobús, con edades comprendidas entre los dos y 70 años, habían ido Andorra para disfrutar de un día de compras. El viaje fue organizado por Liliana, una mujer que ya había realizado otras excursiones similares entre amigos y quien contrató al conductor para realizar los trayectos. Sin embargo, de vuelta a casa, el chófer empezó a tener dificultades para circular por la carretera.
Instantes antes de la colisión, el autobús se había quedado sin frenos y empezó a descender a mucha velocidad. «Venía mal con la palanca de cambios, no sé qué pasaba, y el conductor empezó a gritar 'no frena, no frena, no frena», ha trasladado la hija de la organizadora, Jennifer Cardona, que también iba en el vehículo con su hija y su madre; en una entrevista para Televisió de L'Hospitalet.
Así, al percatarse de que los frenos no respondían, el hombre tomó la decisión de estrellar el autocar en un intento desesperado por detenerlo. «Decidió tirar el vehículo a un lado y a otro, y lo último ya fue estrellarlo contra la roca», ha recordado Cardona, que ha resultado con varias contusiones por el accidente. Así, el autobús impactó primero contra una cornisa para después volcar sobre la vía, provocando el corte de la carretera nacional francesa 320.
"Entre todos tratamos de salvarnos la vida"
Los más de 120 efectivos procedentes de Francia, España y Andorra que se desplazaron hasta el lugar del incidente atendieron a los pasajeros y trasladaron a los heridos a diferentes centros sanitarios. Al menos una decena de personas tiene pronóstico grave y una treintena ha resultado con heridas de diferente consideración.
Entre las personas heridas, además de colombianos, también figuran, al menos, un español, un marroquí y un ecuatoriano. Además, una de ellas es la propia organizadora del viaje, que tuvo que ser trasladada en helicóptero a un hospital de Barcelona, donde permanece en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).
«Esto fue un accidente, no fue intencional, yo sé que para todos esto fue muy duro pero créanme que solo queríamos ir a pasarlo bien, nada más», ha lamentado entre lágrimas la hija de la organizadora del viaje, que fue quién llamó a los servicios de emergencia franceses. «Simplemente pasó y entre todos tratamos de salvarnos la vida», ha añadido.
Asimismo, ha destacado los esfuerzos del conductor por minimizar los daños, pese a las fallas mecánicas del autobús: «La única opción era chocarse contra la pared de piedra. Era esto o caer por el precipicio». Por su parte, el chófer, que también sufrió heridas y fue hospitalizado en Francia, ya ha declarado ante la policía francesa sobre lo ocurrido.
Una empresa en quiebra y un vehículo alquilado
El conductor del autocar siniestrado operaba con un vehículo que estaba siendo alquilado desde hace cuatro años a la empresa Hispa Bus. Fuentes de dicha compañía han explicado que el conductor -que era dueño de Chavi Tours- les alquiló el vehículo para su uso comercial y que contaba con todas licencias y el seguro correspondiente.
Sin embargo, el mantenimiento posterior del autocar era responsabilidad del arrendatario, quien operaba de forma independiente tras la quiebra de su empresa. Chavi Tours, situada en L’Hospitalet de Llobregat, no dispone de licencias municipales para operar como garaje de autocares desde hace años, aunque todavía existen locales con el rótulo de la compañía, que no tienen actividad alguna desde hace meses.
De hecho, según ha informado el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC), Chavi Tours presentó el 17 de junio una demanda de concurso de acreedores, sin masa. Este procedimiento se utiliza cuando una empresa no puede hacer frente a sus deudas y busca una forma de gestionar su insolvencia y, al no haber activos significativos, se asume que no hay recursos para pagar a los acreedores ni para mantener la empresa en funcionamiento.
El juzgado mercantil número 9 de Barcelona la empresa en concurso y dio un trámite de quince días para designar administrador concursal, si así lo solicitaban los acreedores. El administrador concursal es la persona encargada de gestionar los bienes de la empresa para liquidarlos (si es necesario) y pagar a los acreedores en la medida de lo posible.
Como ningún acreedor presentó una solicitud en esos quince días, el juzgado cerró el procedimiento el 9 de septiembre. Este cierre se conoce como la conclusión del concurso, una resolución que no exime a la empresa de los compromisos contractuales previos.
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